La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, denunció hoy el espionaje diplomático y económico por parte de Estados Unidos destapado por Edward Snowden, algo que consideró "una violación" de la soberanía de su país. Rousseff, que centró su intervención ante la Asamblea General de la ONU en el espionaje del que fue víctima ella misma, afirmó que se trata de "una afrenta" y "una falta de respeto" que no puede justificarse en la lucha contra el terrorismo.

"Brasil fue blanco de intrusión y espionaje, y se interceptaron indiscriminadamente datos personales de ciudadanos, empresas e instituciones de alto valor económico y estratégico. Semejante injerencia en los asuntos de otros países es una afrenta a las relaciones internacionales, sobre todo si son países amigos", afirmó.

La presidenta de Brasil comenzó su discurso, que fue además el inaugural en la 68 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, con una firme queja ante esta institución por las denuncias de espionaje estadounidense, basadas en documentos secretos filtrados por el ex agente de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden.

"La excusa de la lucha contra el terrorismo por parte de aquellos que han llevado a cabo las actividades de espionaje es insostenible. Brasil sabe cómo defenderse y protegerse, cómo luchar contra el terrorismo internacional. Somos un país democrático rodeado de países democráticos", resaltó.

En clara referencia a las actividades llevadas a cabo por Estados Unidos, Rousseff recalcó que "sin respeto a la soberanía no puede haber relaciones adecuadas entre los países". Según la presidenta de Brasil, el incidente supone un grave caso de violación de los derechos humanos, las libertades civiles y una falta de respeto por la soberanía de Brasil y el resto de los países espiados.