Tras despedir a dos de sus ministros aliados y volar en mil pedazos el gobierno de coalición, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, disolvió hoy la Knesset (Parlamento) y convocó a elecciones anticipadas, que se realizarían en marzo o abril de 2015.

La decisión del líder del derechista Likud llegó después de que echara del gabinete a los ministros de Finanzas, Yair Lapid, y de Justicia, Tzipi Livni, por su "oposición" a la política del gobierno.

"En las últimas semanas, sobre todo en la última jornada, los ministros Lapid y Livni han atacado duramente el gobierno que dirijo. No toleraré más oposición dentro de mi gobierno, ni a ministros que atacan la política del gobierno ni a quien lo dirige", argumentó Netanyahu al ordenar al secretario del Ejecutivo que expida las cartas de cese.

La nota agrega que pedirá al Parlamento que apruebe su disolución y la convocatoria de elecciones anticipadas "lo antes posible", en una decisión que pone fin a la grave crisis de gobierno que aqueja al país desde hace unos meses.

En los hechos, el despido de Lapid y Livni, implica el final de la coalición que gobierna Israel desde principios de 2013, ya que el gobierno perderá la mayoría de 68 diputados (de un total de 120) que tenía en la Knesset.

Legalmente, la coalición sigue en pie porque ninguna parte ha roto formalmente los acuerdos ni Netanyahu ha cesado a los otros ministros del partido Yesh Atid, de Lapid. La formación Hatnua, que dirige Livni, tenía un sólo ministro desde que el segundo, el ex dirigente sindicalista Amir Peretz, dimitiera el mes pasado.

Las diferencias se agravaron la semana pasada cuando Netanyahu presentó un proyecto de ley que definiría a Israel como "el estado judío". Los detractores dicen que la redacción de la norma socava el carácter democrático de Israel y lesiona los derechos de los ciudadanos árabes. Lapid y Livni la condenaron en términos duros.

La coalición de Netanyahu hace aguas desde antes de la pasada guerra de Gaza, entre julio y agosto, pero se barajaba la posibilidad de que podría convencer a los dos partidos ultraortodoxos de sumarse a su gobierno para sustituir a los 19 diputados de Yesh Atid.

Pero Arie Deri, líder del más numeroso de esos partidos, el sefardí Shas, anunció esta mañana que no hará ningún pacto sin antes ir a elecciones, bloqueando toda posibilidad de que el gobierno israelí logre aprobar los presupuestos generales del Estado en diciembre.

Sin ellos, la ley estipula la disolución automática del Ejecutivo nacional.

Todos los políticos coinciden en señalar los daños del adelanto de las elecciones menos de dos años después de las anteriores, pero aseguran que las diferencias eran insalvables.

La coalición estaba formada por el centrista Yesh Atid; Hatnua, cuyo eje programático es buscar la paz con los palestinos; Hogar Judío, un partido intransigente vinculado con los colonos de Cisjordania, e Israel Beitenu, un partido nacionalista que quiere modificar las fronteras para excluir a muchos ciudadanos árabes. El Likud de Netanyahu está dividido entre una vieja guardia centrista y jóvenes ideólogos intransigentes.