La información financiera la recogió el Center for Responsive Politics (CRP), una entidad sin fines de lucro que recopila datos económicos oficiales y ya habí­a pronosticado en octubre que el costo de estos comicios estarí­a cerca de los 4.000 millones de dólares.

El aumento en el gasto de cara a estas elecciones se debe en parte a un fallo de 2010 del Tribunal Supremo que abrió la puerta a las contribuciones ilimitadas de los empresarios en las campañas electorales, recordó la agencia de noticias EFE.

Además, este año la Corte Suprema anuló con otro fallo los lí­mites a la suma de contribuciones que un individuo puede aportar a candidatos, partidos y comités de acción polí­tica durante un ciclo electoral, lo que aumentó la influencia de los donantes más ricos en las campañas.

"Lo más preocupante de todo esto no es solo que ha habido un aumento, sino que no sabemos quién está detrás del gasto", advirtió a la cadena ABC Lawrence Norden, director adjunto del Centro Brennan para la Justicia de la Universidad de Nueva York.

Por otro lado, la baja participación prevista potencia a los republicanos, porque entre los votantes habilitados que no irán a las urnas es mayoritaria la clientela habitual de los demócratas (jóvenes, grupos minoritarios y de bajos ingresos, población de menor nivel educativo).

La participación en las legislativas suele ser más baja que en las presidenciales, y en esta oportunidad el respetado Centro Pew de estudios demoscópicos previó que el 59% de los electores habilitados no acudirá a emitir su voto.

El 41% que sí se espera que participe tenderá a ser el más educado, más próspero, más blanco y de mayor edad de los habilitados, según el Centro Pew.

El 70% de los electores habilitados renuentes tiene menos de 50 años (entre los que sí votarán solo el 40% tiene esa edad).

El 43% de los desinteresados pertenece a las minorías raciales y étnicas (hispanos, negros, etc.), mientras que entre quienes tienen interés en participar de la votación las minorías solo suman el 22%.

Más de la mitad (54%) de los renuentes no asistió a la secundaria, mientras que entre los que sí van a votar el 72% la completó.

Y, finalmente, en los hogares del 46% de los habilitados que no irán a las urnas entran menos de 30.000 dólares al año, mientras que solo el 19% de los que sí votarán se encuentra en ese bajo escalón de ingresos.