Un fuerte sismo hizo temblar nuevamente a Japón.

La réplica fue de 6,1 en la escala de Richter y tuvo epicentro en Ibaraki, a menos de cien kilómetros de Tokio.

No se informó de daños materiales o personales.

Mientras tanto, operarios realizan orificios en las cubiertas de los reactores de la central de Fukushima para bajar la temperatura y evitar nuevas explosiones.

Todo ello, sin dejar de arrojar agua desde decenas de autobombas apostadas en la zona.

El nivel de alarma se elevó a 5, sobre un máximo de 7.

La radiactividad, si bien bajó, ya se detectó en leche y verduras.

Sin embargo, el Gobierno afirma que “no hay peligro al consumir alimentos”.