Una veintena de escuelas de enseñanza secundaria se ha visto afectada por las protestas que se desataron después de que una estudiante de 15 años, de origen gitano, fuese arrestada durante una excursión escolar, el 9 de octubre. Los estudiantes franceses de enseñanza secundaria intensificaron hoy sus protestas contra la deportación de una compañera de clase inmigrante indocumentada bloqueando la entrada a varias escuelas en París, informó por Continental Alfonso Soler, argentino residente en la capital gala.

Por segundo día consecutivo, los estudiantes levantaron barricadas a la entrada de varias escuelas en la capital francesa. En el liceo Arago, en el distrito Nation, los profesores que acudían a dar clases tuvieron que abrirse paso en medio de una multitud de alumnos que los abucheaba para poder acceder al edificio por la entrada para profesores. La entrada para los estudiantes estaba totalmente bloqueada.

Más de 100 estudiantes se manifestaron frente al edificio. "Arago muestra su solidaridad", decía una pancarta enarbolada por uno de los manifestantes. La adolescente, Leonarda Dibrani, quien llevaba cuatro años asistiendo a clase en la región de Comte, en el este de Francia, fue expulsada a Kosovo junto con su madre y cinco hermanas después de que la solicitud de asilo de la familia fuese rechazada.

Las circunstancias de su deportación causaron una ola de indignación en el ala izquierdista del gobernante Partido Socialista, que ha criticado al ministro del Interior, Manuel Valls, por su dura postura hacia la inmigración ilegal. Miles de estudiantes marcharon el jueves al Ministerio del Interior en París para exigir el "retorno inmediato" de Leonarda y de de Khatchik Kachatryan, un armenio de 19 años que fue deportado la semana pasada.

Para la tarde de este viernes está convocada una segunda manifestación en la Plaza de la Bastilla. Está previsto que el gobierno anuncie más tarde los resultados de una investigación administrativa sobre la deportación de la familia Dibrani. El gobierno ha insinuado que podría dar marcha atrás a la deportación.

El asunto ha metido en aprietos al presidente François Hollande, quien se presentó durante la campaña electoral francesa como gran defensor de la juventud francesa. Pese a su dura política en materia de inmigración, Valls es el ministro francés mejor valorado en las encuestas.