Japón y China convocaron cada uno al embajador del otro, en medio de una creciente tensión por una zona de defensa aérea decretada el sábado pasado por Pekín, que incluye las islas Diaoyu (en chino) o Senkaku (en japonés), controladas de facto por Tokio, pero cuya soberanía es reclamada por ambos países.

El premier japonés, Shinzo Abe, definió como "extremadamente peligrosa" la medida implementada por Pekín y agregó que esta decisión podría implicar un "cambio unilateral del statu quo" en el mar de China Oriental. Unas horas antes, el embajador chino Cheng Yonghua fue convocado en Tokio.

Pekín, en tanto, rechazó ayer las críticas y convocó al embajador japonés para expresarle su "profundo descontento". "Que Japón haga esas irresponsables acusaciones contra China es un completo error y está injustificado", dijo ayer el vocero del Ministerio de Exteriores chino.

Estados Unidos, el gran aliado de Japón en la región, se hizo eco de las críticas de Tokio. El Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, expresó la "profunda preocupación" de Washington e invitó a China "a la prudencia y la moderación".

"La libertad de sobrevolar y otras reglas internacionales sobre el uso del espacio aéreo y marítimo son indispensables para la prosperidad, estabilidad y seguridad en el Pacífico", añadió Kerry, que advirtió sobre "un riesgo de incidente".

Además de la propia creación de la zona de defensa aérea, que cubre una amplia área del mar de China Oriental, entre Corea del Sur y Taiwan, e incluye las islas disputadas, el Ministerio de Defensa chino lanzó una serie de normas de identificación para controlar las aeronaves que entren en el área, bajo pena de intervención militar si no son respetadas

Las aeronaves deberán dar información precisa de sus planes de vuelo y responder en "modo rápido y claro" al pedido de identificación.

La iniciativa china aumentó las tensiones entre Pekín y Tokio después de más de un año de conflicto bilateral por la soberanía del archipiélago en cuestión, que se intensificó en septiembre del año pasado, cuando Japón anunció su compra a un ciudadano japonés que afirmaba ser el propietario.

Además de Japón, China tiene en curso disputas análogas en el mar de China Meridional con Filipinas y Vietnam.