Veinte años después de que una legión de bandas que desde la zona sur del conurbano bonaerense denominada “Nuevo Rock Argentino” sacudiera a la aburrida comunidad artística del "Rock Nacional", ver en el escenario del Maipo a lo mejor que dio aquella generación dando el mejor show que se puede ver hoy en Buenos Aires, es sin dudas un triunfo de las ideas.

El concierto de Babasónicos en el Maipo fue la segunda entrega de los tres conciertos de la "Trilogía Romantisísmica": un repertorio de shows pensados para cada una de esas exigencias.

La saga empezó por el debut rockero en el estadio Malvinas Argentinas hace diez días; su continuidad en versión íntima y revisteril puesta en escena anoche, y un broche final bien popular programado para el 14 en un recital gratuito y al aire libre en compañía de Los Auténticos Decadentes.

No hay muchas bandas de rock en la Argentina que puedan darse el lujo de pensar en la presentación de un disco nuevo en esos términos: de hecho, es difícil encontrar un grupo capaz de provocar a su público con propuestas que nadie está dispuesto a tolerar, en tiempos en los que "la gente" demanda que sus artistas favoritos trabajen para ellos.

Esa insoportable ficción instalada desde algunos medios de comunicación, según la cual los músicos "se deben a su público", genera la incomprensión de algunas personas ante una propuesta innovadora, esta vez ya no en un disco, sino en una presentación en vivo, en la cual el grupo decide comenzar a tocar cuando "la gente" todavía está por ingresar.

Así dadas las cosas, con los primeros acordes de "Confundismo", el 90% de las personas que habían pagado su ticket para ver a los Babasónicos cómodamente sentados en las butacas de la sala, aún no habían entrado.

Incluso, muchos pensaron que la música que provenía del interior de la sala se trataba de alguna previa grabada para amansar la espera.

Nada de eso: la banda se había hecho presente para comenzar a tocar frente a un teatro semi vacío, como hace dos décadas, cuando en Cemento o en Die Schule los shows comenzaban con la mayoría del público distraído, lejos del escenario, prestando atención a las payasadas que proponía Omar Chabán detrás de la barra.

A pesar de la originalidad para el comienzo del show, al fin y al cabo Babasónicos es una banda que hoy por hoy forma parte del “mainstream”, y sus integrantes saben que no está del todo bien visto que no les importe lo que piensa su público, así que después de la apertura sorpresiva, quedaron en el escenario Diego Castellano, Uma-T y Carca, acompañando el ingreso del público con una breve sesión mezcla de acid house y psicodelia.

"Mal viaje", "Burócratas del amor" y "En privado" fueron las tres primeras canciones, ahora sí a sala llena, encargadas de hacer olvidar el mal humor de los que se habían perdido el comienzo.

Para las tres siguientes, "Las demás", "Negrita" y "Rubí", la audiencia ya deliraba y aplaudía todo lo que apareciera: dos grupos de tres bailarinas semidesnudas contoneándose colgadas de los balcones; los espectaculares juegos de luces de la puesta de Sergio Lacroix, y los coros sin micrófono de Juan Cruz Bordeu, ubicado en uno de los palcos a la derecha del escenario.

"Celofán", la canción con la que termina Romantisísmico; "Casualidad"; "Valle de Valium", y "Curtis", cerraron la primera parte del recital, que continuó después de otra genialidad del grupo de bailarinas dirigido por Margarita Molfino con "Exámenes", "Putita" y "Aduana de palabras".

Para el momento de "El loco", "Casi" y "Capricho", Adrián Dárgelos y Mariano Roger estaban en uno de los pasillos del teatro, en medio de la gente, sin necesidad de preocuparse por evitar los manotazos de otras épocas, dado que ahora las chicas que van a los shows tienen las manos ocupadas en el funcionamiento de sus teléfonos celulares.

"Cómo eran las cosas", "El colmo" y "Run Run" cerraron la segunda parte para dar lugar a los bises, que llegarían de la mano de "Deshoras", "Tormento" y "La Lanza".

Manteniendo la base de cinco de sus integrantes con denominación de origen en Lanús, sumado al aporte de dos compañeros de ruta de la vieja época, Carca de Tía Newton (made in Ezeiza) ahora a cargo de la percusión, y Tuta Torres de Los Látigos (hecho en Quilmes) en bajo, Babasónicos se luce con Diego Rodríguez dedicado casi exclusivamente a la guitarra rítmica (ocasionalmente despunta el vicio con los bongós y la caja de ritmos), y el resto en las posiciones que ya todos conocen: Diego Tuñón en teclados, Panza Castellano en batería, Mariano Roger en primera guitarra y Adrián Dárgelos en las voces.

Ahora queda el citado show gratuito al aire libre en el Bajo Belgrano y el inicio de una gira mundial, para que Babasónicos deje en claro que no es el fin de lo mismo, sino el principio de inolvidables veladas que van en busca de la solución parcial.