Es un partido de ida por los octavos de final de la Copa del Rey, completamente controlado por el Barcelona desde los 8 minutos, cuando Cesc Fábregas abrió el marcador con un cabezazo, no parecía un escenario de mucho entusiasmo para el público culé que disfrutaba del encuentro.
Pero de repente, Lionel Messi abandonó el lugar que le asignaron en el banco de suplentes y se dispone junto a sus compañeros a hacer la entrada en calor. El clima cambia. El estadio está de pie. La ovación es ensordecedora.

Tras 59 días sin actividad por un desgarro, Messi volvió a jugar oficialmente en Barcelona y se despachó con dos goles. Recuperado, Leo ingresó a los 18 minutos del segundo tiempo, cuando su equipo ya ganaba 2-0 ante Getafe, con goles de Cesc Fábregas.

La Pulga intentó siempre ser protagonista. Corrió cada jugada, pidió la pelota y, finalmente, logró el objetivo: a los 45 minutos, tras una exquisita definición, marcó el tercero de Barcelona. No contento con eso, selló el 4-0 con un verdadero golazo, a lo Messi.

La noticia del regreso también se celebró en la Argentina. A seis meses del Mundial Brasil 2014, Alejandro Sabella puede tener la tranquilidad que Leo está recuperado y que Barcelona no lo exigirá de más. Ellos, pese a todas las figuras, también sienten la ausencia del mejor jugador del mundo.