Eso es lo que hoy está en el centro de la discusión política de la Argentina. La eternidad de Cristina. ¿Podrá sucederse a si misma en una reelección continua como Hugo Chávez o Rafael Correa? ¿Existe esa posibilidad? Hoy la presidenta celebra sus primeros 60 años de vida. No tendrá un cumpleaños feliz en lo personal porque la entristeció mucho la muerte de su suegra a quien, según ella mismo confesó, quería mas que a su madre.
 
Encima, dentro de seis días, Néstor Kirchner, su compañero de toda la vida, cumpliría 63 años. Nadie sabe si entre sus deseos figura la idea de reformar la Constitución para mantenerse en la presidencia hasta que el pueblo diga basta en las urnas. Cristina fue muy afortunada en su vida política. Se convirtió en la mujer más poderosa de la historia argentina. Ninguna mujer fue electa y reelecta presidenta con 12 millones de votos y con un porcentaje superior al 54%. Nadie pudo inscribir su apellido como marca de un proyecto político durante tres períodos consecutivos.

El matrimonio Kirchner atravesará por lo menos durante 12 años a nuestro país. Ni Perón ni Menem lo consiguieron. Cristina lo hizo. Hoy gobierna con cómodas mayorías parlamentarias, con una parte de la justicia con la camiseta partidaria puesta y con una economía que produce todo lo que el mundo está dispuesto a comprar. Hay muy pocos gobernadores que no se subordinen ante sus órdenes. Conduce con muy poca gente y con mano de hierro.

Esas son sus fortalezas. Los motivos de celebración que tiene a los 60 años. Pero también han aparecidos fuertes debilidades producto del infantilismo y la irresponsabilidad con la que maneja muchos temas delicados. La granada de la inflación le explotó en las manos y ahora no sabe bien como combatir algo que siempre negó tozudamente y que está carcomiendo el consumo popular que es el motor económico que la llevó tan arriba.

La inseguridad es casi un fantasma. Pocos recuerdan la voz y alguna acción contundente de la ministra Nilda Garré y las bravuconadas de Sergio Berni son apenas jueguito para la tribuna. Cristina está peleada y sin diálogo casi con la totalidad del movimiento obrero. Con quienes fueron socios de Néstor como Hugo Moyano y con sus aliados recientes como Antonio Caló. Ella es su propia jefa de operaciones para desprestigiar a todos los que se atrevan a levantar alguna crítica. Desde humildes abuelitos amarretes que querían comprar dólares hasta Daniel Scioli que es una especie de diablo que habita el paraíso K.

Igual que Sergio Massa. Ni hablar el desprecio que siente por Mauricio Macri, José Manuel de la Sota o Hermes Binner. Siente que son jugadores mediocres que no están a la altura de la historia. En el plano internacional el viraje también fue notable. Hoy aparece como candidata a ser la comandante del bloque bolivariano y a cerrar más y más al país con cepos cambiarios, publicitarios y periodísticos. Su utopía es controlar todo y que nadie la controle a ella.

Es un concepto demasiado autoritario para cualquier democracia republicana. Pero hay que decir que por momento lo logra y se convierte casi en la única persona que genera hechos políticos. Tiene las relaciones cortadas casi con todos los sectores que no se subordinan a su verticalismo unipersonal. La gran pregunta es que camino va a seguir de ahora en más.

¿Emulará a Chávez y forzará la Constitución para eternizarse en el cargo y concretar su concepción de partido hegemónico? ¿Optará por elegir un delfín como hizo Lula con Dilma Rouseff con la posibilidad de volver mas adelante? ¿Permitirá como en Chile que sea presidente un empresario de derecha para luego volver al poder como puede hacer Michelle Bachellet? ¿Será candidata a gobernadora en la provincia de Buenos Aires para concretar el viejo lema camporista de “cualquiera al gobierno, Cristina al poder”? Muchos se apresuran a dar por terminado el ciclo cristinista. Tiene fecha de vencimiento en el 2015, aseguran. No podrá ser reelegida y su concentración del poder y sus castigos no permitieron que surgiera ningún sucesor.
 
Todas las posibilidades están abiertas. No hay que descartar nada. Depende del ciudadano y su voto. La historia será la encargada de decir como sigue la vida de la mujer mas poderosa de la historia argentina que hoy cumple 60 años. Se llama Cristina y es presidenta. ¿Será leyenda o un recuerdo amargo? ¿Será eterna? Vox popul, vox Dei.