El papa Francisco ofició esta mañana una misa en el santuario de la Virgen de Caacupé, en la ciudad homónima, bastión del catolicismo en Paraguay.

Durante la homilía, el pontífice destacó que en Paraguay "tienen la memoria viva de un pueblo que ha hecho carne la palabra del Evangelio".

También habló de las mujeres paraguayas. "Dios bendiga a la mujer paraguaya, la más gloriosa de América", dijo, y destacó su "gran valor y abnegación" para "levantar un país derrotado, hundido y sumergido por una guerra inicua", en referencia a la Guerra de la Triple Alianza de 1864.

Francisco instó a los paraguayos a "no perder la memoria, las raíces" y los exhortó a ser "portadores de fe, de vida, de esperanza".
"Sean ustedes los forjadores de este hoy y mañana paraguayo", sostuvo.

La pequeña ciudad de Caacupé, de 48.000 habitantes, fue invadida por miles y miles de personas, que coparon sus calles y la zona cercana al escenario donde habla Francisco.

Según cuenta la leyenda, hacia el año 1600, la virgen María le salvó la vida a un guaraní cuando fue atacado por una tribu enemiga y él, en agradecimiento, talló en madera una virgen morena que los paraguayos veneran hasta hoy: la virgen de Caacupé.

La misa en Caacupé es la primera de las dos que realizará durante los tres días de visita a Paraguay, donde el 90% de la población profesa la fe católica.

Caacupé, que significa "detrás del bosque de yerba" en guaraní, se encuentra a 54 kilómetros al este de Asunción. "Es considerada la capital espiritual del país, con un santuario en donde el pueblo expresa su devoción a Dios en forma constante", explicó el presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, Claudio Giménez.