En una tradición que inauguró en sus épocas de arzobispo porteño, el papa Francisco salió esta tarde del Vaticano para cerrar el Jueves Santo con el lavado de pies a doce presos, imitando el gesto de Jesús con sus discípulos en la Última Cena.

Jorge Bergoglio se dirigió esta tarde (hora local) a la cárcel romana de Rebibbia para lavarles los pies a seis hombres y seis mujeres, la mitad de ellos extranjeros.

"Jesús lava los pies a los apóstoles. ¿Estamos dispuestos a servir también nosotros así a los demás?", escribió antes Francisco en un tuit, coincidente con en el día de Jueves Santo.

Más temprano, Francisco encabezó la misa Crismal, dedicada al sacerdocio. En la Basílica de San Pedro, el pontífice habló del "cansancio" de los sacerdotes, y admitió que a él también lo afecta, y criticó a los "pastores con cara de vinagre, quejosos o aburridos".