El canciller Héctor Timerman subió esta mañana el tono de las acusaciones y críticas contra los holdouts -los tenedores de bonos beneficiados por un fallo de la Justicia de Estados Unidos que condenó a la Argentina a pagar más de 1.300 millones de dólares- a horas de una presentación ante la Organización de Estados Americanos y de una reunión convocada para "negociar" una salida al conflicto.

El ministro de Relaciones Exteriores acusó esta mañana al financista de haber comprado una empresa en Estados Unidos que estaba "en quiebra", agobiada por una serie de denuncias de sus empleados que la acusaban de haberse enfermado de cáncer por trabajar con material tóxico. "Singer compró la empresa por centavos, logró por el lobby terminar de limpiar eso, el precio de la empresa subió y logró ganar 1.000 millones de dólares. Jugó con el cáncer de los obreros, ese es Paul Singer", afirmó, en una entrevista radial.

Las graves acusaciones del canciller de Cristina Kirchner fueron pronunciadas a pocas horas de exponer ante la OEA el reclamo argentino para que no se ejecute la condena aplicada por el juez Thomas Griesa, que ordenó pagarle a los bonistas que no aceptaron el canje, con quita, que aceptó más del 92 por ciento de los acreedores. Se trata de una nueva gestión que, en el ámbito internacional, hace el gobieno nacional, mientras cosecha adhesiones y apoyos en diversos foros.

Al mismo tiempo que Timerman lanzó el durísimo ataque a Singer, aclaró que la Argentina había "tomado la decisión de tratar de pagar a todos" los acreedores, sin excluir a los holdouts (o fondos buitre), pero "sin suicidarse". Además, reconoció que no está descartada la posibilidad de que el gobierno nacional vaya a la Corte Internacional de La Haya para denunciar la situación.