La testigo Natalia Jimena Fernández, quien presenció el operativo tras la muerte del fiscal federal Alberto Nisman en el departamento del barrio porteño de Puerto Madero, admitió que tiene "miedo" tras denunciar irregularidades y que, por lo tanto, le gustaría "tener algún tipo de protección".
 
La joven de 26 años, quien trabaja en un restaurante cercano al lugar donde vivía el fiscal y fue convocada como testigo en la escena del hecho por efectivos de la Prefectura, remarcó que contó "la verdad", afirmó que su relato "no es ningún cuento de fantasía" y respondió las críticas de la fiscal del caso, Viviana Fein: "Yo me voy a hacer cargo de lo que digo".
 
"Vivo asustada", dijo la joven en declaraciones a radio Mitre luego de denunciar numerosas irregularidades en el procedimiento.
 
Fernández, quien este martes fue duramente cuestionada por Fein, reconoció tener "miedo" y que le "gustaría tener algún tipo de protección", tras lo cual reveló haber sufrido episodios "extraños" en los últimos días en su trabajo como camarera.
 
También comentó que recibió "tres o cuatro promociones extrañas" por teléfono que le llamaron la atención, aunque al mismo tiempo reconoció no saber "si se pone en juego la paranoia" en estos episodios.
 
"Me ha pasado estar trabajando y me digan: '¿vos sos Natalia, la testigo?'" en dos ocasiones en su lugar de trabajo de parte de dos hombres distintos de alrededor 40 años.
Asimismo, sostuvo: "Tengo miedo y me gustaría tener algún tipo de protección porque no estoy segura".
 
Fernández ratificó que su relato de lo sucedido en el departamento del fiscal mientras se recogían pruebas en entre la noche del 18 de enero y la madrugada del 19, "no es ningún cuento de fantasía" y para probar su presencia en el lugar tomó con su celular una fotografía de la camilla en la que se retiró el cuerpo de Nisman del departamento.
 
"No es mi intención ser partícipe de esto, estoy acá porque no tuve suerte esa noche", manifestó la joven, quien junto a una compañera tras salir del bar en el que trabaja fueron interceptadas en forma aleatoria para ser testigos.
 
Fernández remarcó que "no tengo nada en contra" de la fiscal Fein ni "tengo posturas políticas ni tengo nada en contra de nadie".
 
A su vez, destacó que "estoy a disposición" de la Justicia para declarar lo que contó a través de los medios y, reiteró: "Lo que yo conté es lo que viví, lo que vi, es la verdad".
 
Fernández, en la nota que dio al diario Clarín, relató que tras permanecer varias horas en el departamento de Nisman en tanto se procesaba la escena del crimen, pidió que dejaran retirarse a su amiga, de 21 años, porque tenía que viajar y llamaron como segundo testigo al encargado del edificio.
 
La joven manifestó en la entrevista que "una de las cosas más locas" que presenció fue que, "en un momento, apareció un tipo vestido de astronauta (por un perito), con otro que traía un polvo negro de huellas que había marcado". "Los 'astronautas' traían el celular del fiscal que no paraba de vibrar. Dijeron que nadie lo tocara y que era prueba. Lo pusieron ahí nomás y una mina de Prefectura lo agarró como si nada porque no paraba de sonar", relató.
 
Y añadió: "Yo misma empecé a decir 'no, no, dijeron que no lo toquen, es el teléfono del tipo al que mataron'. La mina soltó el teléfono y hubo carcajadas".
 
Luego, detalló que "había como 25 carpetas que decían 'causa' y 'secreto'" en el departamento, algunas de las que personal de la investigación le hicieron firmar para certificar la recolección de pruebas, ya que aclaró que el acta con su testimonio tuvo que ir a firmarlo el 20 de enero.
 
Sobre lo que ocurrió en el departamento, detalló Fernández que "había más papeles y ellos (por los peritos) me mostraban que eso estaba tal cual lo habían encontrado", contó Fernández, pero aseguró que la "hicieron firmar sobre esos papeles, y los marcaban, leían cosas, nombres en arameo, y de la AMIA, marcaban con indelebles y hacían un resumen".
Después, relató que "estaba muerta de sueño" y el encargado del edificio le "ofreció café".
 
"Y el café era de la cafetera que estaba frente a la mesa de papeles. Era la cafetera de Nisman", sostuvo.
 
Con relación al cadáver del fiscal, contó que "metieron" en el departamento una "camilla y en ella sacaron el cuerpo". "Eran como las 3.30. Estaba envuelto en una bolsa negra. Se lo llevaron para la derecha, pero a los 15 minutos lo volvieron a meter y se lo llevaron para la izquierda. 'No boludo, por acá no. Es por allá', decían con risas. Y después, cuando lo metieron en el departamento no vi por dónde lo sacaron", manifestó.
Y, por último, dijo haber visto que los peritos se llevaron sábanas y trapos "sucios", pero dijo no saber con qué.
 
Fernández precisó en diálogo con Mitre que alguien de Amnistía Internacional "se me apareció en mi trabajo" una semana y media después del hallazgo del cadáver de Nisman y le mostró "una credencial amarilla", al tiempo que le dijo que "me iba a dar protección pero le tenía que dar todos los detalles de lo que estaba pasando".
Incluso indicó que le ofrecieron al penalista Fernando Burlando para que sea su abogado.
 
"Si tengo que hablar prefiero hablar así y ya está", remarcó Fernández, aunque insistió en que cree que necesita protección y representación letrada porque no se siente "segura".