Con diferentes estrategias los candidatos de las distintas fuerzas afrontarán desde este domingo el último tramo de la campaña proselitista apostando a convencer a la ciudadanía sobre sus proyectos para el Congreso Nacional, donde el Frente para la Victoria es la fuerza mayoritaria en la Cámara de Diputados y el Senado.

Los postulantes a una banca en uno de los cuerpos del parlamento tendrán 35 días para acercar a la población sus propuestas para las elecciones del 27 de octubre, en las que se renovarán 127 diputados que cumplirán un mandato de cuatro años y 24 senadores por el plazo de seis.


En este contexto, el oficialismo solo tiene que renovar 31 de los 109 diputados que integran su bancada, con lo cual si repite los mismos resultados que en las PASO mantendrá la primera minoría a nivel nacional y junto con sus aliados el control de ese cuerpo.

De hecho el bloque conducido por la bonaerense y candidata a su reelección Juliana Di Tullio, tiene una base de 78 diputados con mandato hasta el 2015 y una quincena de aliados firmes, con los que además podrá sumar otros más cuando se defina la radiografía de la nueva composición del cuerpo.

Por eso el kirchnerismo en este último tramo de la campaña electoral buscará mostrar a la sociedad los logros obtenidos en esta década y la soledad que tuvo el oficialismo para votar los proyectos que marcaron las gestiones de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández.

Reivindicará la estatización de los fondos jubilatorios, de Aerolíneas Argentinas, de Aguas Argentinas, de YPF, el financiamiento docente, la Ley de Medios aunque aun no tenga aplicación por la cautelar que beneficia al grupo Clarín, y el pago de la deuda al FMI.

Pero además advertirá sobre el riesgo de que los opositores vuelvan a conformar el mediático grupo A, un conglomerado heterogéneo en extremo que se unió detrás del antikirchnerismo, pero por sus diferencias ideológicas fracasó en su gestión en la Cámara de Diputados en el 2009, solo logró aprobar la ley jubilatoria y paralizó dos años la actividad legislativa.

En el Senado se vivió una situación similar pero el oficialismo se reconstituyó de la mano de Miguel Ángel Pichetto en poco tiempo, y se convirtió en una barrera para evitar que la oposición pueda avanzar con las reformas de las leyes del Consejo de la Magistratura y de los DNU, que finalmente fueron rechazadas porque no consiguió las mayorías agravadas.

Mientras tanto la oposición renovará unas 76 bancas en diputados y una docena en el Senado y tendrá el desafío en las diferentes variantes que le ofrecen a la sociedad de mostrar cuáles son sus propuestas y que no son un revival del grupo A, que solo se unió para apoderarse de las comisiones más importantes pero no pudo llevar adelante una agenda, y en poco tiempo se fue desmembrando.

Por eso el radicalismo, que renovó su alianza con el socialismo y mantendrá su condición de segunda fuerza a nivel nacional en las dos cámaras, busca demostrar que no tiene vínculos con los ex oficialistas como Sergio Massa, aliado del derechista PRO de Mauricio Macri en el Frente Renovador, ni con Francisco De Narváez, quien hizo acuerdo con la CGT de Hugo Moyano.

La estrategia de la Unión Cívica Radical pudo verse con fuerza en las elecciones PASO, como en los últimos días previos al lanzamiento formal de la campaña electoral no solo en la provincia de Buenos sino en la Ciudad y en la mayoría de los distritos del país donde se presentan dirigentes que apoyaron al gobierno nacional.

La UCR pone en juego 26 de sus 40 escaños en diputados, mientras sus actuales aliados, los socialistas del FAP, renuevan 8 de las 22 bancas que poseen, aunque se estima que los cinco diputados de Unidad Popular se retirarán de ese interbloque disconformes con el acuerdo con el radicalismo.

Su expectativa en diputados es renovar y ampliar las bancas que hoy tienen y armar una bancada con los socialistas y el GEN de Margarita Stolbizer -cabeza de lista en la provincia de Buenos Aires- y si es posible con la Coalición Cívica de Elisa Carrió, aunque manteniendo su independencia de las expresiones del peronismo opositor como el Frente Renovador y con el PRO.

En el Senado, la UCR también es segunda fuerza y debe renovar cuatro bancas de las catorce que posee, aunque está complicado en Entre Ríos donde en las PASO el gremialista agropecuario Alfredo de Angeli salió segundo detrás del kirchnerismo y lo mismo sucedió en Santiago del Estero.

En tanto el Frente Renovador de Massa, que debutó hace pocos días con un bloque de once diputados y no tiene representación en el Senado, debe renovar ocho bancas, mientras que en la misma situación está su aliado del PRO.

Massa buscará continuar con su campaña proselitista con caminatas o actos por la provincia cuando pueda salir de la polémica sobre si debatirá o no, y sus socios del PRO buscarán apuntar a la campaña presidencial marcando casualmente diferencias con quienes son sus aliados del peronismo opositor.