Cuenta golpes de derecha y de revés, sus aciertos y fallos. Y cuando el juego finaliza, compara sus estadísticas con datos existentes en el tenis.

Pero este entrenador no está equipado con ropa y zapatos deportivos. Más bien se basa en sensores y chips.

Suena futurista, pero esta tecnología ya está disponible, incorporada en una de las raquetas de tenis más nuevas en el mercado: la Babolat Play Pure Drive.

Equipado con sensores que detectan las vibraciones de las cuerdas y del movimiento, el dispositivo funciona con un teléfono inteligente (a través de Bluetooth) o se conecta a una computadora (a través de un puerto USB).

La compañía dice que es la primera raqueta inteligente del mundo.

"Hemos integrado sensores en el interior del mango de la raqueta, pero no cambia la especificación. Y estos sensores analizan su juego, así como su swing y su movimiento. Toda esta información es recopilada por la raqueta", le dice a la BBC Gael Moureaux, de Babolat, con sede en la ciudad francesa de Lyon.

Y añade: "Durante el proceso de desarrollo realizamos numerosas pruebas de laboratorio con una gran cantidad de jugadores de todo el mundo para asegurarnos de que los datos fueran exactos en general y para cada jugador".

Este enfoque de Babolat podría tener un gran impacto en el tenis profesional.

Se trata de la primera compañía que somete una "raqueta interactiva" al proceso de aprobación de la Federación Internacional de Tenis (ITF, por sus siglas en inglés).

La ITF, consciente de la creciente afluencia de equipos de alta tecnología en el deporte, ha creado un programa llamado Tecnología de Análisis del Jugador (PAT) para regular los "entrenadores virtuales", como la raqueta de Babolat.

Define los dispositivos PAT como "cualquier equipo que recopila, almacena, transmite, analiza o comunica información sobre el rendimiento del jugador; puede ser un dispositivo autónomo o incorporado dentro de equipos existentes".

La aprobación exitosa por parte de la ITF significaría que los mejores jugadores podrían usar la raqueta francesa en torneos de Grand Slam como el Abierto de Francia, que se tiene lugar en la primavera boreal en Roland Garos, a las afueras de París.