Un tribunal de esa ciudad declaró culpable a Yoshitomo Imura de violar las leyes de control de armas de fuego, posesión de espadas y fabricación de artefactos explosivos vigentes en el país asiático, según un despacho de la agencia EFE.

El joven había impreso las armas en su casa de Kawasaki, al sur de Tokyo.

Los fiscales del caso consideraron que Imura pudo haber causado un grave daño a la sociedad japonesa al haber revelado en la web información sobre el proceso de impresión 3D de las pistolas.

En la misma línea, el juez Koji Inaba manifestó en la sentencia que el acusado había demostrado que cualquier persona puede fabricar armas con una impresora de esas características, lo que significaba una grave responsabilidad criminal.

Según el cable de EFE, se trata de la primera vez que las autoridades japonesas aplican la ley de control de armas de fuego a pistolas producidas por impresoras 3D, al considerar que éstas pueden tener el mismo aspecto que las reales y ser letales.