Conservacionistas y científicos coincidieron en que el futuro Tratado de Alta Mar o de los océanos, que se propone poner a resguardo el 30% de aguas internacionales, “beneficiará” a la Argentina “en sus capacidades potenciales para custodiar los recursos vivos” de las aguas que cubren su plataforma submarina y resultará “complementario” de iniciativas nacionales de protección.