Las vacaciones son para relajar. Uno busca tranquilidad, naturaleza y encontrarse asimismo para luego volver descansado a su lugar de origen. Si uno cierra los ojos, puede encontrarse en uno de los plegamientos más antiguos de América, contemplando un atardecer, recorriendo caminos inhóspitos o bebiendo una cerveza artesanal en algunos de los tantos bares que la ciudad ofrece. Pero el lugar también contempla el encuentro con la familia como una posibilidad de cuatro días ideales para vivir experiencias únicas en los parques aéreos y espacios de recreación destinados a los más pequeños. Todo sin resignar calidad y alternativas de precios.