Los animales domésticos son los que más se sienten afectados por los ruidos de una gran ciudad, pero todo empeora en épocas festivas, cuando los petardos y toda clase de fuegos artificiales colman los espacios y el tiempo de celebración.

“Todo depende de cómo pueda asimilar el animal el ruido de los estruendos”, dijo el médico veterinario especializado en comportamiento animal, Ricardo Bruno, en relación a la posibilidad de sedar a la mascota para evitar que sufran por tan molestos sonidos.

Asimismo, ratificó que los fuegos artificiales son comparables a lo que significa un bombardeo para los seres humanos.

“El ruido siempre va asociado a una posibilidad certera de daño físico”, dijo sobre la interpretación de los animales, que “no tienen la posibilidad de comprender que estos fuegos artificiales no van a hacerle mal”.