La crecida del río Paraná genera alerta y acciones preventivas en sus márgenes. Por Continental, el secretario de Protección Civil santafesino, Marcos Escajadillo, informó que “ya en algunas zonas isleñas del norte de la provincia están evacuando el ganado”.

Aguas arriba, hubo algunos desbordes por el crecimiento del caudal de los ríos Paraguay e Iguazú. En la ciudad de Santa Fe se declaró la emergencia hídrica, ante pronósticos del Instituto Nacional del Agua que anuncian que en julio el Paraná sobrepasará el nivel de evacuación en esa capital.

En Chaco, la Junta Provincial de Defensa Civil se reunió hoy para coordinar acciones ante la emergencia hídrica y prevé, entre otras cosas, la asistencia a 245 familias de localidades costeras. Según la Administración Provincial del Agua (APA) chaqueña, el Paraná registró en Barranqueras una altura de 5,48 metros, y la tendencia indica que mañana podría alcanzar entre 6,10 y 6,50 metros, el sábado de 6,60 a 6,70, el domingo entre 7 y 7,10 y el lunes llegaría a los 7,40 metros.

En la represa Yacyretá, frente a la ciudad correntina de Ituzaingó, esperaban en estas horas el pico de la crecida del Paraná, que está unas tres veces por encima de lo normal. El director de la Entidad Binacional Yacyretá, Oscar Thomas, dijo que “la represa está calculada para soportar hasta 8 veces más del caudal del río, que serían uno 95 metros cúbicos por segundo, pero eso sería un evento catastrófico, porque varias ciudades ribereñas no solo de Misiones, sino de Brasil, quedarían desaparecidas”, graficó.

También en localidades correntinas como Paso de la Patria e Itatí se aprestaron albergues y centros de refugiados, ya que estiman que el fin de semana se producirá en la zona el pico de la crecida.

En Entre Ríos, la Dirección de Hidráulica lanzó un alerta por la creciente a los pobladores ribereños, mientras en Paraná esperan que el río alcance los 5 metros en los próximos días, lo que obligaría a evacuar ganado de las islas cercanas, dijeron a Télam funcionarios provinciales.

La crecida de los ríos Paraná e Iguazú es la mayor en los últimos 16 años, por las intensas lluvias producidas en el sur del Brasil.