Hace 18 años Marcelo Diez se encuentra en estado vegetativo tras sufrir un accidente. Sus hermanas ruegan a la justicia que se le aplique la ley de muerte digna. Pero el obispo de Neuquén, Virginio Bresanelli, definió el hecho en una carta pública como “un caso de alta discapacidad”.

El día del accidente Marcelo se dirigía en su moto a una chacra para una comida familiar; cuando intentaba traspasar un camión se lo llevó por delante un auto. Lo internaron en el hospital de Neuquén con politraumatismos, pero una infección intrahospitalaria le afectó el cerebro y lo sumergió en el estado vegetativo del que nunca más salió. Era el 8 de diciembre. Lo llevaron a la Fundación Favaloro de Buenos Aires. ‘Nada que hacer‘, le dijeron entonces.

Marcelo tiene hoy 48 años. Durante mucho tiempo, en la familia, esperaron una señal que les hiciese mantener la esperanza. Pero cuando ambos murieron, su madre, en el 2003 y su padre en el 2008, tras un profundo dolor, las hermanas de Marcelo empezaron a consultar a los especialistas.
El diagnóstico fue siempre el mismo: el estado de Marcelo era irreversible. Así se emitieron seis comités de bioética.

Por ello, Andriana y Andrea, denuncian que la institución donde está internado no respeta la voluntad de la familia y seguirán adelante con un proceso judicial que iniciaron hace dos años y medio, antes de la sanción de la ley.

En febrero de 2011, meses antes de que se sancionara la ley de muerte digna, la jueza neuquina Beatriz Giménez denegó el pedido de la familia, argumentando: “Su cuerpo no exhibe el deterioro propio de alguien que va directamente a una muerte natural. Así lo comprobé personalmente”.

“El argumento es aberrante. Para empezar, ella no es médica. Habla desde su percepción sobre el estado de Marcelo, que tiene reacciones reflejas, como apretar una mano”, explicó por Continental Lucas Pica, el abogado de la familia Diez.

“Los jueces tardan en expedirse y la Iglesia local presiona con comunicados públicos. El del fiscal es el primer pronunciamiento a favor de la familia. Desde que el caso se hizo público, los sectores más conservadores de la sociedad neuquina, representados por el obispo, se han opuesto al derecho de este paciente a morir dignamente”, explicó en La Mañana.