El poeta chileno Gonzalo Rojas, de 93 años, Premio Cervantes 2003, falleció este lunes en Santiago. Fue como consecuencia de un infarto cerebral producido el pasado 22 de febrero en su residencia de Chillán, 393 kilómetros al sur de la capital trasandina. Había sido trasladado a Santiago por un debilitamiento de sus defensas, para ser monitoreado por especialistas.

Así, desaparece físicamente el último representante de una dinastía egregia de la poesía latinoamericana proveniente de Chile durante gran parte del siglo XX, junto a enrique Lihn, Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y Nicolás Parra. Considerado miembro prominente de la generación de 1938, su poesía está más cerca de Huidobro (y del peruano César Vallejo) que de Neruda o Parra; nunca se sintió ajeno a los surrealistas, en especial al pintor Roberto Matta.

Rojas continuó una tradición clásica en su país: ejercer, como escritor, la diplomacia (tal como Neruda y Jorge Edwards, entre otros notables). Esa condición lo llevó a la China de Mao y a la Cuba de Fidel Castro. Encontró su voz en su segundo libro, "Contra la muerte" (1964), que alcanzó difusión fuera de las fronteras de su país. Durante años vivió, enseñó y escribió en los Estados Unidos; fue Premio Nacional de Literatura de Chile en 1992; Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana ese mismo año; Premio Octavio Paz de México, en 1998; Premio José Hernández de Argentina, de 1999; en 1994, obtuvo la beca Guggenheim; y la consagración internacional con el Cervantes en 2003.

"Hilda estaba terminando una tesis sobre los surrealistas y como yo le había enseñado algo de surrealismo en Concepción, pensó que podía echarle una mano. Pero, claro, esa no era la razón fundamental de su visita. Las mujeres son más agudas. Ellas eligen al hombre. Me di cuenta de que había un contacto hermoso y ahí surgió el encantamiento", contó el poeta sobre la relación su musa, quien, tras ser alumna suya en Chile, lo buscó en Europa años después.