Como cada año, miles de personas se acercaron hoy a la Parroquia de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, para pedir pan y trabajo, en el día del patrono de la providencia.

Muchos de ellos aguardaron durante semanas en carpas o a la intemperie, soportando bajas temperaturas y días de lluvia, para participar de esa fiesta de fe popular, que lleva por lema "San Cayetano bendecí nuestra patria con pan y trabajo para todos".

Las primeras misas se oficiaron hoy desde las 4 y hasta las 11 cada una hora en la Iglesia y continuarán desde las 13 hasta las 23 en las horas impares.

En tanto, las bendiciones de personas, llaves, imágenes y objetos religiosos, se realizan desde la medianoche, cada 15 minutos, tanto dentro como fuera del templo.

Al servicio de los peregrinos, 1.150 laicos de todas las edades están en la calle y en el santuario; y más de 100 sacerdotes, diáconos, religiosos y seminaristas prestan su servicio en la liturgia y en los grupos de oración.

En la misa de las 11, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, pidió "la bendición" de "desear el pan y el trabajo para todos", mientras lanzó una crítica a la inequidad social en el país, al encabezar esta mañana la misa principal de la celebración.

"La injusticia ensombrece. Qué triste es que podría alcanzar para todos, pero uno ve que no es así", expresó el cardenal primado de la Argentina, ante una multitud de fieles que comenzaban a abrir sus paraguas ante las primeras gotas de una tormenta.

Bergoglio aseguró que "desear el pan y el trabajo es una lucha que hace bien al corazón", y consideró que tiene un pensamiento "despreciable" y de "corazón amargado" quien piensa en bienes sólo para uno mismo y los suyos.