María Luisa Beatriz Terán nació el 21 de enero de 1918 en Rosario y desde chica su pasión estuvo ligada a los deportes.
En el Barrio Alberdi estaba su casa y muy cerca su club, donde su padre era el encargado del buffet. Allí practicó natación, remo y por esos días locos hasta llegó a participar contra todos los varones en una competencia de aguas abiertas.
Pero el encantamiento sucedió cuando supo que podía hacer fácil lo que no es tan fácil con una raqueta en la mano.
El tenis fue su deporte. Y rápidamente se destacó representando a la provincia.

Y poco a poco se fue transformando en una figura, en la primera Gabriela Sabatini que tuvo el país.
Tenía un gran golpe de revés, mucha garra y un coraje que la distinguía. 
Y además un gran sex appeal, propulsado por una cierta osadía en sus vestimentas de competencia.
En algunos medios se le criticaban sus polleras cortas con encaje.

En 1940, en un viaje en tren a Córdoba conoció a Heraldo Weiss, gran jugador argentino que luego sería capitán del equipo de Copa Davis. Y nació una pareja de dobles en la cancha y en la vida. Porque poco tiempo después se casaron.

Heraldo era un fervoroso admirador de Perón y participaba activamente del Movimiento Justicialista. Y Mary, de su mano, ingresó también a ese círculo. Se hicieron amigos del General y su esposa Eva Duarte.

Apoyada por la política deportiva del Peronismo, Mary Terán de Weiss se fue a competir a Europa.
Desde 1941 era la número 1 de la Argentina y en Europa logró muchísimos éxitos, ganando torneos de importancia en Inglaterra, Alemania, Italia y Francia.
En 1950 tuvo una gran actuación en Wimbledon y eso le permitió ser la primera tenista argentina en estar en un top ten mundial de tenis.

Mary Terán de Weiss, el infierno tan temido

Al año siguiente, en Buenos Aires se realizaron los primeros Juegos Panamericanos de la historia. Y allí, Mary ganó dos medallas doradas, bajo la atenta mirada de Perón.
Ya era la tenista del pueblo.
 Apareció en la tapa de la revista El Gráfico el 13 de julio del 51, luciendo toda su sensualidad.

Fue la primera deportista del país en tener un patrocinador que le confeccionaba ropa exclusiva para las competencias.

El glamour de su figura, que despertaba la codicia de los principales modistos de Europa y su capacidad como tenista la llevaron a un altar que, sin embargo, pronto se vería resquebrajado.

En 1952, fallecieron Evita y Heraldo Weiss a causa de la misma enfermedad. Y algunas voces hablaron de una aproximación entre el general y la tenista.
Aproximación que llegó a su fin cuando Perón le pidió que fuese su esposa y Mary se negó con cortesía.
Perón, que le decía cariñosamente muchacha, la llevó a una vitrina llena de joyas, algunas de las cuales habían pertenecido a Evita y le pidió que eligiera la más linda.
Ella le agradeció, pero no aceptó.
Dijo el General: 
“Muchacha, quiero significar que mi deseo es que todas las piezas le pertenezcan, siendo mi esposa. Estoy pidiendo su mano”.
“Me siento muy honrada –respondió Mary-, pero estimo que no soy la indicada”.

Ella no podía ser una nueva Eva Perón, su vida iba por otro camino, muy distinto.

Aunque no tuvo un cargo público, trabajó en la estructura deportiva peronista para, sobre todo, llevar el “deporte blanco” a los chicos que no tenían acceso económico. Y esa invasión de los sitios sagrados, como el Buenos Aires Lawn Tennis, le generó muchos enemigos.
En Parque Avellaneda y Parque Chacabuco se la solía ver tratando de promover su deporte entre los más chicos.

Pronto llegaron los tiempos infelices. 

En el 55, Perón fue derrocado y Mary Terán de Weiss, que se encontraba jugando un torneo en Europa, fue perseguida. Le incautaron los bienes en el país y pidieron que no la dejaran competir más en ningún lado. La Federación Española rechazó ese pedido del gobierno de facto argentino (la llamada Revolución Libertadora) y Mary siguió participando. Se nacionalizó española y allí también llegó al número 1 del ranking.

Los medios argentinos no publicaron jamás sus resultados en ese tiempo, la hicieron desaparecer del mapa.
Los sabuesos la investigaron de pies a cabeza y nunca encontraron nada. Nada más que el apoyo incondicional al tirano depuesto.

Ya con Arturo Frondizi como presidente, a fines del 59, Mary regresó al país. 
Y pasó lo increíble. La venganza seguía su curso. 
Ni el tiempo pudo aplacar el odio.

Mary Terán de Weiss, el infierno tan temido

El único club que la aceptó para jugar fue River, pero los rivales no se presentaban a disputar los torneos interclubes a manera de desprecio. River ganó sin jugar ningún partido. 

Harta ya de estar harta decidió retirarse. 
Los números de su carrera hablan de más de 1000 partidos y más del 60 por ciento de victorias y 28 consagraciones.

En julio del 64 escribió una carta abierta a la opinión pública: “Mi situación constituye una inhumana e injusta persecución”.

Se quedó viviendo en Buenos Aires, alejada de todo, cuidando a su madre.
Cuando ésta murió, la depresión de Mary se incrementó. En noviembre del 84 la internaron. Estaba cansada de la vida, un poco trastornada.

Se fue a Mar del Plata con unas amigas y en una decisión que ya estaba muy pensada, se tiró del séptimo piso de un edificio.
Tenía 66 años.

Su nombre, casi olvidado por la historia, resurgió potente en 2007 cuando se decidió que el estadio del Parque Roca, donde a veces se juega la Copa Davis, se llame Estadio Mary Terán de Weiss.
Obviamente, hubo quejas de algunos entendidos. Pero, se sabe, este es el país de la queja.

Una calle de su Rosario natal lleva su nombre.
Para que nadie la olvide más.

Mary Terán de Weiss, la mujer, la deportista, la primera Sabatini, la que le dijo que no a Perón, la perseguida, la humillada, la que no tuvo paz, la que vivía cada día como una tortura, la que intentaba convencerse cuando caía el sol de que …el infierno está encantador esta noche.