La reforma del Código Civil impulsada por el Gobierno nacional garantice "la dignidad de la vida concebida, el valor del matrimonio y la familia, y la protección de todos los derechos del niño".

"Junto a las necesarias actualizaciones que la reforma busca realizar, creemos que el nuevo Código debe tener en cuenta la riqueza de nuestras tradiciones jurídicas y constitucionales, como los principios y valores que hacen a nuestra vida e identidad", señalaron los obispos argentinos, luego de analizar el proyecto presentado por el Gobierno y la Corte Suprema.

Los prelados pidieron que se tenga en cuenta "la necesidad del reconocimiento del comienzo de la vida humana desde la concepción y su necesaria protección jurídica" y advirtieron que "debilitar este principio liminar es disminuir la base jurídica de un sistema y orientar, por su misma autoridad, el alcance de futuras leyes sobre la entidad de los embriones congelados".

Además, reclamaron, a través de una declaración, que se valore "la familia fundada sobre el matrimonio, como relación estable del varón y la mujer y ámbito primero en la educación de los niños".

"La familia es una realidad con profundas raíces en el pueblo argentino y a lo largo de todo el país. Ella es una institución que por su riqueza e historia es un bien que es garantía para la sociedad", advirtieron.

Los purpurados llamaron a proteger "los derechos del niño, sea respecto de su vida e identidad, como el justo conocimiento de sus derechos de filiación, paternidad y maternidad".

"Cuando se privilegian en estos temas los deseos o voluntad de los adultos, se descuidan los derechos esenciales del niño", puntualizaron.

Y advirtieron que "cuando se parte, en cambio, del valor único e irrepetible de la vida concebida, el adulto tiene más obligaciones que derechos".

"No todo lo que es técnicamente posible y deseado en el manejo de la vida es necesariamente ético y respeta su dignidad. El límite, en estos casos, es tanto un acto de sabiduría política como de ejemplaridad jurídica", advirtieron.

Al término de la 103ª Asamblea Plenaria del Episcopado, los obispos de todo el país pidieron que se tengan en cuenta sus posiciones para "garantizar la dignidad de la vida concebida, el valor del matrimonio y la familia, y la protección de todos los derechos del niño".