Una nueva investigación de la Universidad de Massachusetts Amherst ofrece una respuesta novedosa a una de las preguntas persistentes de la climatología histórica, la historia del medio ambiente y las ciencias de la tierra: ¿qué causó la Pequeña Edad de Hielo? La respuesta, ahora lo sabemos, es una paradoja: el calentamiento, según Muy Interesante.

La Pequeña Edad de Hielo fue uno de los periodos más fríos de los últimos 10.000 años, un periodo de enfriamiento especialmente pronunciado en la región del Atlántico Norte. Esta ola de frío, cuya cronología precisa debaten los estudiosos, pero que parece haberse iniciado hace unos 600 años, fue la responsable de la pérdida de cosechas, hambrunas y pandemias en toda Europa, lo que provocó la miseria y la muerte de millones de personas.

Hasta la fecha, los mecanismos que condujeron a este duro estado climático no han sido concluyentes. Sin embargo, un nuevo artículo publicado en Science Advances ofrece una imagen actualizada de los acontecimientos que provocaron la Pequeña Edad de Hielo. Sorprendentemente, el enfriamiento parece haber sido provocado por un episodio inusualmente cálido.

Cuando François Lapointe y Raymond Bradley, profesores de geociencias de la UMass Amherst, empezaron a examinar cuidadosamente su reconstrucción de 3.000 años de las temperaturas de la superficie del mar del Atlántico Norte, cuyos resultados se publicaron en Proceedings of the National Academy of Sciences en 2020, observaron algo sorprendente: un cambio repentino de condiciones muy cálidas a finales del siglo XIII a condiciones frías sin precedentes a principios del siglo XIV, sólo 20 años después.

Utilizando muchos registros marinos detallados, Lapointe y Bradley descubrieron que hubo una transferencia anormalmente fuerte de agua cálida hacia el norte a finales de la década de 1300 que alcanzó su punto máximo alrededor de 1380. Como resultado, las aguas al sur de Groenlandia y los mares nórdicos se volvieron mucho más cálidas de lo habitual. Nadie había reconocido esto antes, señala Lapointe.

Normalmente, siempre hay una transferencia de agua caliente desde los trópicos hacia el ártico. Se trata de un proceso bien conocido llamado Circulación de vuelco meridional del Atlántico (AMOC), que es como una cinta transportadora planetaria.

Normalmente, el agua cálida de los trópicos fluye hacia el norte a lo largo de la costa del norte de Europa, y cuando llega a latitudes más altas y se encuentra con aguas árticas más frías, pierde calor y se vuelve más densa, haciendo que se hunda en el fondo del océano. Esta formación de aguas profundas fluye entonces hacia el sur a lo largo de la costa de América del Norte y sigue circulando por el mundo.