José Cullen, de 13 años, recibió un corazón donado a partir del consentimiento que dieron los familiares de una persona fallecida, (que permanece en el anonimato, como dicta la Ley Nacional de Trasplantes).

José, que vive en La Lucila, en la zona norte del Conurbano, había sentido dolores abdominales en noviembre pasado. Cuando lo evaluaron, sus médicos detectaron que el adolescente sufría una enfermedad congénita: una miocardiopatía dilatada no compactada, que consiste en una alteración estructural del músculo cardíaco. Este trastorno en el corazón de José generó otros problemas: insuficiencia cardíaca y arritmia. Es decir, el corazón ya no podía bombear suficiente sangre al resto del cuerpo.

“Necesitaba un trasplante de corazón. Como el trasplante no aparecía, el 6 de febrero lo conectamos a un corazón artificial, el Berlin Heart. Hasta que en la madrugada del 28 de febrero, pudimos finalmente hacerle el trasplante”, explicó por Continental el jefe de trasplante cardiovascular pediátrico del Hospital Italiano de Buenos Aires, Jorge Makarovsky.

Esta tarde, a las 18.30 horas, habrá un abrazo solidario en la puerta del hospital en el barrio porteño de Almagro, para agradecer a los médicos y a la familia que aceptó la donación del corazón. También será un momento para despertar conciencia por la situación de las 6.796 personas que están en la lista de espera de órganos del Incucai (0800-555-4628). Dar, recibir, y agradecer, tres maneras de sentir que aún hay vida.