Las hierbas aromáticas
Usos en cocina y cómo conservarlas

Algunos meses son muy propicios para las hierbas aromáticas, mientras que, pasada la temporada, es complicado dar con estas plantas. ¿Cómo se pueden conservar estas hierbas para usarlas cuando ya no hay?
A continuación, se listan cuatro maneras de aprovechar al máximo los meses de abundancia para disfrutar de sus aromas y sabores cada vez que se quiera.

1. El freezer y sus variantes: El método más sencillo para conservar hierbas y especias es la congelación, y se pueden guardar tanto las hojas como la planta entera. Lo único que hay que hacer es limpiarlas perfectamente y extenderlas de rama en rama (o de hoja en hoja), colocándolas en bolsas aptas para la congelación. Si es posible, se hace vacío en las bolsas (para que no quede nada de aire en su interior) y se ubican unas encima de otras, como si fuesen las páginas de un libro. De esta manera, estarán ordenadas y protegidas en el congelador. El método "del libro" está indicado, sobre todo, para las hierbas que tienen hojas grandes y resistentes. Para hierbas de pequeñas hojas, como la menta, el perejil o el tomillo, es preferible picarlas antes de congelarlas en bolsas apropiadas, también quitándoles todo el aire posible del interior. Otra opción, muy sabrosa, es trocear las hierbas, introducirlas en una cubitera con aceite de oliva y congelarlas. De esta manera se tendrán unos cubitos de aceite aromatizado, listo para utilizar en un guiso o una ensalada.
2. Los conservantes naturales. Otra de las formas más fáciles de conservar las hierbas aromáticas consiste en introducirlas en un recipiente hermético de vidrio, cubrirlas de aceite de oliva, o vinagre de vino blanco o de vinagre de manzana y guardarlas en un lugar seco y oscuro durante un par de semanas. Transcurrido este tiempo se obtendrán vinagres y aceites aromatizados que darán un valor añadido a la hora de aderezar ensaladas, preparar vinagretas y salsas emulsionadas como una mayonesa. La única precaución que hay que tener es la de emplear hierbas en buenas condiciones, limpias y secas (sin humedad exterior), para que no se eche a perder la mezcla aromatizada.
3. En infusión. Con las hierbas de sabor penetrante, como la menta o el hinojo, el laurel o incluso el romero, se puede elaborar una infusión, tanto en aceite de oliva templado como en agua hirviendo. De este modo, se aromatiza el agua o el aceite, se deja enfriar y se guarda en el congelador, en cubitos, para utilizar en salsas, guisos o ensaladas.
4. Hierbas desecadas. Para guardar las hierbas secas, se empleará un método natural y sencillo. Se trata de hacer pequeños ramilletes de las hierbas favoritas, que se atan por el tallo y se cuelgan boca abajo en un lugar seco y aireado. En un par de semanas se obtienen unas hierbas que, trituradas y guardadas en botes herméticos, permiten sazonar distintos platos durante todo el año.
 

Características de las principales hierbas aromáticas