Un bebé de la comunidad indígena Qom, de sólo 7 días de vida, murió quemado en una incubadora donde le practicaban luminoterapia en un hospital público de Pampa del Indio, a 240 kilómetros de Resistencia, Chaco. Según las denuncias de organizaciones chaqueñas y familiares de la mamá, ocurrió el viernes en el hospital “Dante Tardelli”, cuando el bebé estaba en una “improvisada incubadora con lámparas” porque sufría ictericia, un trastorno muy común en los recién nacidos.

“Una incubadora es una manera de decir, porque estaba armada con una cuna de hierro sobre la que colocaron seis lámparas fluorescentes, una frazada y una estufa “, denunció por Continental el lenguaraz Pablo Denardi. En Magdalena Tempranísimo, alertó que el nosocomio tiene grandes "fallas de infraestructura (por ejemplo, sólo una ambulancia y no tiene servicio de neonatología) y discriminan a los miembros de las comunidades aborígenes".

Se trata del único centro de atención para los 40.000 vecinos de Pampa del Indio más 25.000 aborígenes de 15 parajes de la zona. Las autoridades sanitarias del Chaco intervinieron el hospital, se instruyó el inicio de un sumario administrativo y separaron en forma preventiva a la conducción. Quedó a su cargo, el jefe de la Región Sanitaria Nro 6 de Chaco, Raúl Almidón.

El sitio web del diario Norte de Chaco informó que el médico forense de la morgue judicial de General San Martín diagnosticó que la muerte fue “producida por compromiso metabólico de órgano noble interno por acción del calor directo”. La causa judicial fue caratulada como “supuesto homicidio” y por orden del fiscal se detuvo a un enfermero que estaba de servicio esa noche en el área de maternidad, aunque horas más tarde fue liberado.

“Pero ahora, por una disconformidad con los resultados en la autopsia, el cuerpo del bebé fue trasladado a la morgue de Resistencia para hacer una segunda autopsia. Nosotros nos preguntamos por qué y no nos dan explicaciones. Nuestro temor es que todo esto quede en la nada. Queremos justicia”, reclaman desde la comunidad.

La mamá del bebé se llama Sara, tiene 23 años, es soltera y estudiante de magisterio bilingüe. Ariel era su primer hijo: había nacido bien, el 5 de octubre, por parto normal con 3 kilos de peso. “La hermana de la mamá, Inés, hizo la denuncia. La Policía llegó al hospital y secuestró la precaria incubadora, las lámparas, las frazadas y hasta una sabanita quemada”, afirmó González.