Las palomas ya son parte del paisaje en las principales ciudades del mundo. Los chicos las disfrutan en las plazas cuando les dan de comer. Las sufren los dueños de los coches que acaban de sacar su auto del lavadero o los que están llegando al trabajo y de repente una de estas aves hizo sus necesidades arriba nuestro. Y, para colmo de males, cada vez evolucionan y se adaptan más.

“Las palomas se han adaptado para aprovechar los recursos de alimento de los centros urbanos, como tachos o bolsas de basura, alimento para perros en los jardines, granos en el puerto, o a través de la alimentación de los vecinos que les tiran semillas en las plazas”, advirtió la Asociación Aves Argentinas.

El director del proyecto de Conservación del Cóndor Andino, Luis Jácome, agregó: “las conductas de los animales evolucionan con el aprendizaje. Si la actitud que adoptan es positiva para la supervivencia, adoptan esa costumbre. Algunos pájaros aprendieron a abrir las botellas con tapa de aluminio de la leche y ya hay grupos de cuatro o cinco palomas abriendo con sus picos las bolsas de basura, un trabajo que antes era facilitado por los perros callejeros o la propia mano del hombre.”

Por Radio Continental Sonia Canavelli , bióloga e integrante del instituto nacional de Tecnología Agropecuaria destacó que "en los ambientes agropecuarios surgen problemas porque comen los alimentos, también pueden producir enfermedades en los niños y en las personas mayores”.