La religiosa Crescencia Pérez, quien dedicó su vida a la educación y cuidado de niños enfermos de tuberculosis, fue proclamada beata en la ciudad bonaerense de Pergamino por el cardenal Ángelo Amato, enviado especial del Papa.

“Concedemos a la venerable sierva de Dios María Crescencia, virgen, religiosa profesa de la congregación de las Hijas del Huerto, que testimonió la caridad evangélica con sencillez, humildad y dulzura, que de ahora en adelante sea llamada beata”, leyó el purpurado en nombre de Benedicto XVI ante una multitud congregada en el circuito El Panorámico.

Por su parte, la Conferencia Episcopal Argentina destacó el modelo de vida de la religiosa. “La Iglesia nos propone con este acontecimiento un modelo de vida, que muestra la belleza del Evangelio cuando es vivido con radicalidad, coherencia y hondura”, subrayó en un comunicado.

Los obispos argentinos manifestaron “alegría y gratitud” por el don de la vida consagrada de la monja y expresaron “confianza” en que su ejemplo e intercesión suscite nuevas vocaciones religiosas y sacerdotales.

Asimismo, invitaron a los fieles a “reconocer en esta beatificación una nueva llamada de Dios para responder a la común vocación a la santidad que todos recibimos en el bautismo, según la rica y vigente enseñanza del Concilio Vaticano II”.

“Los santos son quienes, mejor que nadie, han plasmado el estilo pastoral que reclama la nueva evangelización y que se caracteriza por la alegría, el entusiasmo y la cercanía”, explicaron.