El autor del libro “1976, el golpe civil”, Vicente Muleiro, hurgó en rincones de la historia en el día en que se recuerda el hecho en toda la Argentina.

El escritor también trabajó en la biografía de represor Jorge Rafael Videla. “Encontré muchas pistas allí sobre el golpe; era impresionante cómo se reiteraban algunos nombres y cómo se venía trabajando” para ese día.

“Mucho más allá de las razones confesadas del golpe, la inconfesada y más concreta es la entrega a este grupo de civiles” de la economía nacional, dijo en La Vuelta.

“El Ateneo de la Juventud Democrática Argentina se conforma en el ’46 para digerir la sorpresa que les generó el peronismo. Su primer presidente fue un orejudo llamado José Alfredo Martínez de Hoz. Por ahí comenzaron a pasar los nombres que se condensaron en el videlismo, el golpe del 24 de marzo”, remarcó.

El golpe, un alivio para algunos. “Conocí gente que se sintió aliviada, pero no se puede generalizar”, dijo.

“En los establecimientos secundarios las maestras sarmientinas fascistas se sintieron en la gloria, tuvieron permiso para todo”, recordó el escritor.

“No hubo ministro de Educación que no pasara por el visto bueno del Episcopado Argentino”, detalló el actual subdirector de Radio Nacional en los estudios de Radio Continental.

Muleiro destacó que el papel de los empresarios previo al golpe “en agosto de 1975. Allí la Sociedad Rural se une a las grandes patronales y a las cámaras de comercio y conforman la APG –Asociación de Patronales Empresarias- que hacen un lock out patronal, prueba de amor a los militares sobre la viabilidad del golpe”.

“En el periodismo político a veces uno se tiene que ver con monstruos para llegar a algunas cosas”, dijo el autor, al recordar dos entrevistas que dio el dictador Emilio Eduardo Massera.

Papel Prensa. “Se detectan movimientos extraños en la conformación del grupo accionario ya en 1975”, aseguró Muleiro, quien trabajó en el diario Clarín durante 17 años.

En aquel entonces, “la sociedad fue reformateada por el miedo”, sintetizó.