Un nuevo estudio ha revelado, que este reto de equilibrar la dosis perfecta podría ser incluso más difícil por culpa de los neandertales. Ello se debe a que algunos de los humanos modernos, los Homo sapiens, comparten parte del material genético con el que es uno de nuestros primos homínidos más cercanos, revela la investigación.

Los científicos descubrieron que las variantes en las enzimas responsables de la descomposición de productos farmacéuticos como la warfarina, el ibuprofeno y las estatinas para reducir el colesterol tienen un origen muy antiguo, lo cual podría ayudar a explicar por qué no todos reaccionamos a los mismos medicamentos de la misma manera.

"Este es un caso en el que la mezcla con los neandertales tiene un impacto directo en la clínica. Así, las dosis terapéuticas pueden ser tóxicas para los portadores de la variante genética neandertal", afirma el investigador principal del estudio, el genetista evolutivo Hugo Zeberg, del Instituto Karolinska de Suecia.

Los avances en la secuenciación genética han revelado hasta qué punto nuestros antepasados directos, que vagaron por todos los rincones del planeta durante decenas de miles de años, se mezclaron con grupos de emigrantes que les antecedieron.

El legado de los genes transmitidos por este mestizaje aún no se aprecia del todo, aunque con cada año que pasa los investigadores descubren indicios de cómo los genes que evolucionaron en poblaciones perdidas hace tiempo podrían contribuir a las diferencias en nuestra propia biología.