Desde hace unos años, los trasplantes de heces han revolucionado determinados tratamientos médicos, solucionando problemas que parecían intratables. Entre ellos se encuentra la infección por una bacteria llamada Clostridium difficile, un patógeno que posee el 10% de la población, pero que en ocasiones puede provocar infecciones resistentes al tratamiento médico. No es la única utilidad de este procedimiento; recientemente se ha descubierto que puede ayudar también a solucionar incluso problemas de hígado.