Según diversos estudios psicológicos, la atracción sexual entre los humanos, se produce en pocos segundos. La apariencia se procesa en el cerebro de manera instantánea, antes incluso de que nos demos cuenta. Así, en menos de 2 segundos ya hemos hecho un juicio rápido de la persona que tenemos enfrente.

El psicólogo y sexólogo Antoni Bolinches asegura que: “la mujer se fija primero en la inteligencia; luego, en la simpatía, si se divierte con él: y por último, en la personalidad, en que sea un hombre maduro, magnético”. Matiza que la inteligencia que atrae es “la constructiva, la que hace que una mujer se sienta bien, no la inteligencia que apabulla”, publica "La mente es maravillosa".

El cabello es uno de los atributos que más valoramos. En concreto, las mujeres se mueven entre dos polos. Por un lado, según las investigaciones, se deduce que un pelo lustroso y denso les resulta atractivo. Por otro, la calvicie no está tan mal considerada como se puede intuir de algunos comentarios.

Esto se debe a que la caída del pelo está directamente relacionada con altos niveles de testosterona en sangre. De hecho, muchos estudios consideran que esta hormona es la responsable del atractivo que encontramos en el otro.

El olor es el segundo factor decisivo. A no ser que seamos fetichistas de ello, un hedor desagradable nos produce de todo menos ganas de emparejarnos con el otro. En cualquier caso, es preferible no arriesgarse y optar por perfumes o desodorantes de aromas frescos y agradables.

De manera inconsciente, hombres y mujeres tendemos a sentir atracción por los rostros simétricos. De hecho, este rasgo antropométrico es considerado como el máximo exponente de la belleza. El color de los ojos no es tan determinante, pero sí la intensidad del anillo limbal, la franja que existe alrededor del iris. Cuanto más oscuro sea, más atractivo lo encontramos.

Una buena estatura y unos músculos bien formados también otorgan un punto más de atractivo. Si nos remontamos a las primeras etapas de la evolución humana, observados cómo la fuerza del Homo sapiens era el elemento clave para la supervivencia de toda la familia.

Y esta herencia ha continuado relativamente hasta nuestros días. Actualmente, los hombres más corpulentos y altos transmiten a las mujeres mayor sensación de seguridad y protección. Esta explicación formaría parte de la teoría evolutiva que tan bien explica las variables que nos hacen más atractivos.

Estos aspectos primerios de nuestros cuerpos tienen una influencia decisiva en la primera impresión, que la que determina, en dos segundos, el grado de atracción sexual.