Ahora parece que tener sexo de más, es perjudicial para la salud. A estas alturas, la cuestión de la salud empieza a ponerse engorrosa. Así como un grupo de profesionales recomienda tener sexo para mejorar el estado físico, ahora apareció una suerte de “terraplanistas sexuales” que sostienen lo contrario: no hay que abusar.

Le han endilgado a las personas con un apetito mas ávido el mote de hipersexuales, aunque los psiquiatras serios se niegan a incluirlo en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, debido a que la Asociación Estadounidense de Psiquiatría considera que la evidencia científica no resulta suficiente. Coincidimos con esta tesis.

Sin embargo, los pelafustanes negativistas dicen que existen individuos con una conducta sexual compulsiva que puede generar problemas de varios tipos, incluso, económicos. Un gasto considerable en productos y servicios sexuales puede ser una señal inequívoca de hipersexualidad.

Por cierto, la gente seria y con alguna fluidez económica, se planta frente a semejante desvarío, diciendo que gasta lo que quiera en lo que desee y el sexo suele estar entre sus preferencias cotidianas.

El grupo de censores de todos modos, no deja de insistir en consolidar argumentos pueriles como que este “padecimiento” genera una pérdida de control sobre los impulsos individuales y los pacientes suelen empezar a consumir pornografía en exceso o tener relaciones sexuales en el lugar de trabajo, incluso durante la jornada laboral. 

En consecuencia, esta compulsión no solo puede generar pérdidas, sino también llegar a incomodar a quienes rodean a la persona. 

Estos argumentos caen por su propio peso. Con tal de reforzar la idea condenatoria sobre el hipersexual sincero, plantean la figura de un simple degenerado, como si se tratase de lo mismo.

En definitiva, poco caso conviene hacerle a quienes buscar mantener en pie nuestra salud a costa, nada menos que del sexo. No olvide señor lector, que en cualquier momento, se acaba el mundo.