Una investigación del Conicet analiza, al mejor estilo de las “Mitologías” de Roland Barthes, el uso de la retórica publicitaria para escamotear y usufructuar el tabú alrededor del sangrado menstrual. Por Continental, la especialista Eugenia Tarzibachi, becaria e investigadora del Conicet, señaló que la retórica publicitaria ha permitido hasta hoy “cargar a los productos para la higiene menstrual una potencia ‘protectora’, en tanto quitaría de lo visto, olido, escuchado y sentido una mancha que tiene el valor de un secreto”.

No obstante, en La Mañana destacó que “otros discursos se hacen escuchar hoy a partir de nuevas tendencias que impone la industria farmacéutica y, como históricamente sucedió, promueve buena parte del sector médico en consonancia con el paradigma abierto por el médico Elsimar Coutinho a fines de los noventa. Coutinho planteó de manera resonante un debate que se retrotrae a los ‘70 sobre la menstruación como un sangrado ‘inútil’ y hasta riesgoso para la salud de las mujeres”, recordó la investigadora.

En ese sentido, mencionó la “promoción creciente de los métodos anticonceptivos que producen la supresión de la menstruación” y que “abren a nivel internacional un encendido debate sobre riesgos, beneficios y nuevos usos políticos de la capacidad reproductiva del cuerpo de las mujeres. Muchas investigadoras piden cautela, siendo que no existen estudios sobre los efectos a largo plazo de estas tecnologías en el organismo de las mujeres. El poder simbólico sobre la menstruación continúa siendo objeto de disputa”, añadió Tarzibachi.

Sobre el uso publicitario del tema, Tarzibachi acotó que “los fluidos corporales y las excreciones del cuerpo son objeto de vigilancia cultural, constituyen bordes, materias liminales entre el cuerpo individual y el social, y son regulados mediante dos afectos privilegiados: la vergüenza y la repulsión”.

Para la investigadora, los estudios semiológicos y culturales sobre la “higiene femenina” permiten “recomponer sentidos no sólo acerca del cuerpo de las mujeres, sino de ese sangrado cíclico que tiene lugar únicamente en el cuerpo femenino. Aunque alude indirectamente a la fertilidad –una condición socialmente valorada del cuerpo de las mujeres por su potencial reproductivo–, la menstruación es aún planteada como una condición vergonzante, sucia y, desde la perspectiva de un sector del discurso médico, ‘inútil’”, subrayó la investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.