Desde que tengo uso de razón, cuando alguien se refiere a Charly, todos sabemos de quien estamos hablando. Y eso que Carlos hay tantos, y Carlos a los que llamamos Charly también, pero siempre son la segunda opción, Charly es uno y único.

Tuvimos, los mas viejos, el privilegio de que nuestra vida estuviese atravesada a cada momento, por el músico mas extraordinario que haya dado la lengua castellana. Mis primeros dos cassettes fueron uno de Eddie Grant que ya no recuerdo como se llamaba y Confesiones de Invierno, de  Sui Generis.

A lo largo de su carrera, muchos grandes músicos también aparecieron e hicieron su enorme aporte a la cultura, pero por una cuestión u otra, nadie permaneció a lo largo de tanto tiempo, manteniendo su constante revolución creativa, nadie pudo estar siempre a la vanguardia, nadie nos sorprendió adelantándose siempre a los tiempos. "Mientras miro las nuevas olas, yo ya soy parte del mar", escribió en alguna de sus míticas letras.

Elegí para homenajearlo, regalar al lector el video del del recital subacuático en Vélez, el 23 de octubre de 2009, por una cuestión meramente caprichosa y personal. Primero porque fue durante un cumpleaños de Charly, y segundo porque resultó uno de esos momentos que me regaló Charly, que siempre estarán en mi memoria y en mi corazón, hasta el final.

Charly venía de pasarla mal, había estado internado, y se había refugiado con Palito Ortega largo tiempo, se lo veía muy poco y se lo veía mal, su cara estaba hinchada y su voz parecía un tanto quebrada, pero anunció que volvía ese día en el estado de Vélez.

Mi hijo mayor, curioso fanático de García, pese a tener por entonces 14 años y ser candidato puesto a la música electrónica que imperaba en cualquier boliche por entonces, me dijo: "Pa, necesito ir a verlo, tengo miedo que se muera y no pueda verlo más", y fuimos, y se lo agradecí siempre.

El estadio explotaba y antes de entrar Charly con su banda, se desató una de las tormentas de lluvia y viento mas enloquecidas que haya visto. El agua caía a baldes, el viento parecía golpear desde todos los ángulos, no había forma de no estar totalmente empapado. Los "plomos" cubrían los instrumentos con lonas sobre el escenario, no sabíamos si el concierto arrancaría, era el cumple 58 de Charly.

Pero el mito salió, cantó, brilló, tal vez no por su voz, golpeada por entonces, pero posiblemente eso le haya dado más mística al encuentro, nos regaló toda su magia, el público canto y bailó con él, saltó chapoteando sobre varios centímetros de agua por una hora y media, como saltaba Hilda sobre el escenario, sin parar. Nos dio un regalo, nos trajo al Flaco Spinetta y juntos nos obsequiaron "Rezo por Vos" para el delirio de todos.

Curiosamente, fue justamente Luis Alberto el que nos dejó poco después.

Salimos del recital con Liniers totalmente inundada, caminamos por Rivadavia hasta Flores, al principio con el agua a mitad de las piernas, ya por Floresta a los tobillos. En Flores encontramos una pizzería y entramos a comer. Estábamos agotados, de saltar hora y media en el recital y después de caminar 40 cuadras empujando el agua con las piernas. Pocas veces disfrute una cerveza como la que acompañó esa pizza.

Lo miraba a Juani feliz y sentía que había vivido y compartido con él uno de esos momentos mágicos y únicos que la dan razón a todo, de esos 10 o 20 máximo que justifican toda una vida, de esos a los que pueden convocarte solamente tipos como Charly o como Diego y casi nadie más.

70 años maestro, ojalá lo disfrutes mucho y ojalá tengas muchos mas para ser feliz. Por mi parte, solamente gracias, inmensas y gigantescas gracias.