La tensión entre los países integrantes del Mercosur aumentó luego de que el presidente  de Uruguay, Luis Lacalle Pou, confirmara el pasado miércoles que se aceleraron las negociaciones de su país para un Tratado de Libre Comercio con China. A una semana de la reunión presencial de presidentes que se llevará a cabo en Asunción, Paraguay el jueves próximo, el panorama es incierto.

Según confirmaron a La Nación fuentes de la cancillería argentina, "está todo muy tensionado". Y es que tras la noticia del avance del tratado, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro confirmó públicamente que no irá a la cita de Asunción, enojado por la decisión de Montevideo.

Además, el presidente de Chile, Gabriel Boric, invitado como Estado asociado a la cumbre de Asunción, tampoco estará presente en la reunión. “El Presidente no asistirá y en representación de Chile irá la canciller Antonia Urrejola”, confirmaron desde el gobierno chileno, y la decisión parecería estar motivada por la certidumbre de que las discusiones, y no el consenso, serán predominantes en las charlas entre mandatarios.

Frente a la inesperada crisis de identidad que ahora protagoniza el Mercosur, Santiago Cafiero decidió volar a Montevideo para mantener una reunión fuera de agenda con Francisco Bustillo, ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, el mismo día que se reunirán los presidentes. El próximo lunes, Cafiero cruzará el Río de la Plata con instrucciones precisas de Alberto Fernández: aplacar una interna diplomática que resquebraja al Mercosur.

Pese a que la decisión molestó a algunos mandatarios, la decisión de Lacalle Pou no es nueva. El debate para la flexibilización del bloque y la posibilidad de que los países negocien acuerdos comerciales con terceros países de forma independiente es un tema permanente en la agenda desde hace tiempo.