Reivindicar aspectos de la presidencia de Carlos Menem es una cuestión de opiniones. En definitiva, si Mauricio Macri lo ve como un prócer, la sociedad será la que juzgue si esa forma de pensar la realidad es merecedora del voto.

Pero en términos de estrategia política, electoral y comunicacional, es realmente contraproducente. Un error no forzado, de los que el ex presidente se está acostumbrando a cometer. ¿Para que?. Si Macri quiere volver a ser presidente de los argentinos, y eso quiere, debe contarles en que se equivocó en su presidencia, como piensa repararlo y no volver a pifiarle si la sociedad le permite regresar, y como va a resolver los otros problemas, los que heredaría de Alberto Fernández en caso de sucederlo. No que piensa de Menem, de Perón o de Bernardino Rivadavia.

La sociedad quedó con una mala sensación de la gestión de Menem. Su final fue complicado, inauguró la corrupción como sistema político en la Argentina, no supo salir de una política económica, exitosa en un principio, pero con derivaciones gravísimas y no salió por sus propios intereses, por la desesperación por la re reelección, especialmente.

Respecto a la reconciliación de los argentinos, de la que Macri dijo que el gobierno del riojano "hizo mucho", en realidad es una mala interpretación. La reconciliación se basa en la justicia, que implica que cada uno tenga lo que se ha ganado. Raúl Alfonsín encarnó lo justo y la reconciliación, Menem desarmó todo con sus indultos y con ellos, sembró el camino para que el pasado volviese constantemente a apoderarse de la vida política de nuestro país. La injusticia nunca es fuente de reconciliación.

Mas allá de este error de lectura del ex presidente, el mayor yerro es anclarse en el pasado para analizar y construir futuro. El menemismo es una etapa que pocos valoran como para obtener adeptos alabándolo. Y es un símbolo de la corrupción sistemática.

Por otra parte, los otros partidos de la alianza que integra el PRO no van a tolerar nunca semejante reivindicación. Cosecha, innecesariamente, más rechazos de los que ya tiene.

Camisas de once varas en las que se mete Macri sin que nadie se lo pida, sin que sea necesario. Ya no se votan interpretaciones del pasado, a nadie le importan, la sociedad necesita futuro y los líderes que no lideran mas a nadie, discuten otras cosas.