Colombia eligió nuevo presidente y el resultado electoral genera varias consecuencias, que pueden observarse en el resto del subcontinente y podrían repetirse en la Argentina en las elecciones presidenciales de 2023.

Lo primero a considerar es lo ajustado del ballotage y la grieta que eso genera al momento de gobernar. La obtención por parte de Gustavo Petro del 50,5% de los sufragios, divide el país exactamente a la mitad. Y la característica ideológica de su contendiente, apenas vencido, muestra que el país esta partido, no entre las preferencias hacia dos personas, sino entre dos extremos ideológicos diametralmente opuestos, lo que le quita chances de gobernabilidad al ganador.

Por otra parte, existe en las sociedades una búsqueda de soluciones a los problemas de la región, justamente en extremos y no en centros. La búsqueda no va hacia los gradualismos o las moderaciones, sino se enfoca en cambios abruptos.

Por fin, la política tradicional o "profesional", los partidos instalados que conforman el status quo histórico, están pasando a formar parte del pasado. La búsqueda está en los márgenes de la política. Javier Milei en Argentina, Pedro Castillo en Perú, Gabriel Boric en Chile, el propio Jair Bolsonaro en Brasil, ahora Petro en Colombia, muestran que los esquemas políticos que dominaron los países de la región el último siglo, pierden elecciones.

Un alerta interesante para considerar, y todas razones para mirar con atención el proceso electoral que viene en 2023.