La crisis de Perú y el estado de cosas en Argentina, observado dentro de un contexto regional común, arroja algunas similitudes y diferencias que requieren un análisis. Uno de los elementos que dispara la crisis social en el país hermano es la inflación.

El índice de precios se disparó el mes pasado un 1,5% en la medición interanual, para ubicarse en el 6,1%. Los analistas indican que tal cosa fue uno de los elementos que sacó a la gente a las calles.

En la Argentina la inflación interanual el mes pasado fue 52,3% y en la próxima medición seguramente se incremente ese número, porque el alza de precios de marzo 2022 será mas alta que cualquiera registrada desde 1990.

El alza del precio de los combustibles en Perú, y el consecuente paro de transportistas generado por tal incremento, es otro de los motivos que dispararon la crisis social. En nuestro país los combustibles no solamente aumentaron cerca de un 20% en lo que va del año. Además, hay escasez, no existe despacho, especialmente en el interior, y para los propios camiones que deben trasladar la cosecha gruesa.

Otro elemento que, aseguran, colaboró a la crisis social, es el escaso incremento del salario mínimo. El cuestionado presidente Castillo, decretó un aumento del 10% del mismo, que subirá de 930 a 1.025 soles (U$D 280) a partir del 1 de mayo. Este incremento tan bajo, indignó a los trabajadores.

En Argentina el sueldo mínimo es de 33 mil pesos. Si se hace el cálculo al dólar oficial, quien percibe esa suma cobra U$D 253. Si la cuenta la hacemos al dólar blue claramente son menos: U$D 165. El gobierno anuncia un muy próximo aumento, el sueldo mínimo podría alcanzar los 44 mil pesos. Haciendo la misma cuenta, eso serían U$D 338 o U$D 220 en el paralelo.

Entonces, todos los males que jaquean al presidente peruano, que lanzaron a la gente a las calles, desde el punto de vista económico, ocurren en Argentina, en similar medida o incluso, mucho peor. Pero la protesta pública en nuestro país, esta limitada a las organizaciones piqueteras que no tienen acuerdos con el gobierno, es decir, muy pocas.

Donde sí hay una diferencia a nuestro favor es en cuanto a la estabilidad institucional. El presidente Castillo en Perú sacó muy pocos votos en la primera vuelta. Fue el ganador pero con un porcentaje que apenas superaba el 20% de los sufragios a su favor. Muy ajustado con los que venían detrás de él. Ganó, con estrechísimo margen el ballotage, frente a Keiko Fujimori.

En Argentina, el presidente Alberto Fernández ganó su elección con cierta holgura; no necesitó ni siquiera una segunda vuelta. Quien lo precedió, Mauricio Macri, hizo su mandato completo pese a las dificultades. La oposición incluso, hace muy poco, apoyó al gobierno en su necesidad de acordar con el FMI. 

La diferencia es institucional y eso mantiene a la Argentina en cierto equilibrio social, pese a que la problemática económica pone en jaque esa institucionalidad. En Perú, hace años que un presidente no logra terminar su mandato. Las zancadillas políticas y la corrupción son una constante desde los '90, cuando Alberto Fujimori abrió la puerta de la corruptela institucionalizada y hasta de los autogolpes de Estado.

Pero el malestar generado por las crisis económicas, la caída cotidiana de gente bajo las líneas de pobreza e indigencia y la aceleración del proceso inflacionario, jaquean la institucionalidad mas asentada. Mirar a la región, debería ponernos en alerta.