El gobierno consiguió que el Congreso apruebe el acuerdo con el FMI, pero lo hizo gracias a la oposición, que en ambas Cámara, otorgó los votos necesarios que su propio bloque le negó. Esa tremenda debilidad, va a verse plasmada en el mediano plazo, porque nadie sabe como seguirá adelante La Cámpora, como acompañará las medidas que Fernández quiera convalidar en el Parlamento y la oposición no gobierna, no volverá a respaldar al Ejecutivo, el costo sería no volver nunca más al gobierno.

Los opositores están en alerta por el eventual costo político de este apoyo. Si la economía vuela por los aires, incluso con acuerdo vigente con el Fondo, algo que suele pasar en la Argentina, como le ocurrió a Mauricio Macri, van a ser pocos los que se acuerden que Juntos no votó el artículo dos y toda esa discusión que se dio sobre la redacción del proyecto. La oposición le facilitó al gobierno un nuevo endeudamiento y si los objetivos no se cumplen y el gobierno se "revienta" el dinero fresco del FMI en 15 minutos, la sociedad responsabilizará a todos.

Ahora bien, dentro del Ejecutivo, Alberto Fernández no tiene a la oposición para que lo ayude. Tiene un gobierno de coalición "loteado", donde el kirchnerismo detenta funcionarios de primer, segundo y tercer nivel en todas las áreas, lleno de miembros de La Cámpora, en muchos casos en control de las llamadas "cajas" del Estado. Si ellos, como los legisladores de su espacio, se niegan a llevar a cabo las órdenes presidenciales que van en consonancia con el acuerdo aprobado, ¿que ocurre?.

Hay precedentes. Federico Basualdo, apenas un subsecretario en el área de Energía, se negó a ejecutar una orden de ajuste tarifario. Ni su superior, el ministro Martín Guzmán, ni el propio presidente, pudieron despedirlo, y Basualdo o el Instituto Patria, se salió con la suya. 

Cuando la alianza "loteó" el gobierno entre los tres grupos que la integran, kirchnerismo, massismo y albertismo, lo hizo en forma transversal, es decir, no por ministerio, por ende, en cada dependencia hay funcionarios de todas las extracciones y todos están en capacidad de trabar el funcionamiento de un ministerio.

Entonces, cuando empiece a ejecutarse el ajuste, el aumento considerable de tarifas, ¿el kirchnerismo abandonará masivamente la gestión, dejando al presidente sin respaldo electoral, dado que ese espacio representa el 60% de los votos obtenidos por el presidente en 2019 y el 80% de los recibidos en 2021? ¿Marchará La Cámpora liderada por sus principales referentes a la Plaza de Mayo contra el ajuste?.

No puede descartarse. ¿Decidirán quedarse, ya que el presidente no se anima a desprenderse de ellos, para bloquear las medidas de ajuste convenidas con el Fondo?.

Las posibilidades son múltiples, pero queda claro que los objetivos políticos del kirchnerismo no se cumplirían si solamente hubiesen emitido un voto simbólico en contra en el Congreso y luego acompañasen mansamente el ajuste. Algo diferente a eso va a pasar y el costo siempre parece muy alto para Alberto Fernández.