
El año del carpetazo
Las elecciones presidenciales van a dirimirse entre una maraña de carpetazos y causas judiciales.
El próximo año electoral traerá consigo una lluvia de carpetazos, se difundirá información entre real y falsa, se manipularán datos, se intentará influir en el resultado del comicio y, como consecuencia, la reputación de muchos quedará, al menos momentáneamente, arruinada.
El modo en que se perfiló el final de este año previo, es un botón de lo que vamos a ver en 2023. Lago escondido, chats secretos revelados, un sistema cada vez mas frágil y de nula credibilidad pública.
Cuando los ciudadanos escuchan que un ministro, un juez, un fiscal, un empresario, traman cosas en chats secretos, no se destruye la credibilidad de los protagonistas, lo que entra en colapso es el propio sistema, que depende, casi en un 100% de la fe pública.
La democracia se basa en ficciones. Representantes del pueblo. ¿Alquien representa realmente a alguien? ¿Quien se siente representado?. División del poderes. ¿Existe realmente? ¿Donde reside si los dos poderes que no son el Ejecutivo dependen para funcionar, por ejemplo, de que el poder administrador les envíe dinero?
La fe casi religiosa en que el sistema democrático es una forma de gobierno en que los ciudadanos tenemos alguna influencia en algo, se sostiene únicamente en dicha devoción, que se ve cada día socavada, carpetazo tras carpetazo.
La política llegó a niveles de autodestrucción poco recomendables. La guerra sin cuartel, casi ordinaria que libran por cada centímetro de poder, conduce irremediablemente a la destrucción de su propia gallina de los huevos de oro. En algún momento el colapso llegará de la mano de la debacle económica seguramente, sumada a las corrupciones y el hartazo social, para el que, los carpetazos juegan un rol sustancial.