El presidente Alberto Fernández citó para hoy a las 11 horas a los gobernadores de las provincias peronistas, a efectos de obtener respaldo político en su embestida contra el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti.

Todavía no se sabe cual de ellos aceptará el convite, especialmente después que, el mismo presidente, los convocó hace unos días para conseguir apoyo a efectos de desobedecer el fallo del mismo tribunal, que ordenaba restituir los fondos de coparticipación quitados a la Ciudad de Buenos Aires, pero solamente cuatro días después de obtener tal apoyo, reculó y dijo que cumpliría la sentencia.

Fernández anunció el primero de enero que iniciaría juicio político a Rosatti y lo que hoy busca es, en principio, dos cosas: la foto con los mandatarios provinciales, y armar una comisión que prepare dicho juicio de modo de involucrarlos a todos en la movida.

La realidad es que la jugada tiene poco de resultado concreto y mucho de vieja práctica política perimida. Creer que Rosatti va a intimidarse porque se junten cinco o diez caciques provinciales esta pasado de moda. 

El juicio político se desarrolla en el Congreso. La acusación debe llevarla a cabo la Cámara de Diputados, con la conformidad de dos tercios de sus miembros, una fracción que el oficialismo no juntaría nunca en este estado de cosas.

Reunir gobernadores para desligitimarse todos juntos en una jugada mediática irrelevante, es como inducirlos al suicidio colectivo. Es cierto, poco les importa a los mandatarios del interior la imagen pública, ellos ganan sus provincias con otros instrumentos, ese mix de prebendas, alto empelo público y temor, que han tejido. Si fuese por la imagen, casi ninguno estaría en su cargo.

Incluso así, es posible que muchos rehuyan el convite después de la convocatoria de la semana pasada y el posteior cambio de opinión unilateral presidencial. Uno que seguramente se haga presente es Gerardo Zamora, el gobernador de Santiago del Estero, quien ayer decidió denunciar penalmente a Silvio Robles, vocero de Rosatti, por aparecer en los famosos chats del ministro de Seguridad y Justicia porteño, Marcelo D'Alessandro.

Además, según ha trascendido en el día de ayer, Fernández sugeriría a los mandatarios armar una comisión para definir la estrategia en dicho juicio político contra el titular de la Corte. Una medida que contraviene una máxima del General Perón: si quiere que algo no se resuelve, arme una comisión al efecto.

En definitiva, el presidente convocó, la asistencia no influirá demasiado en su estrategia contra Rosatti, aunque si corre un riesgo: si el llamado es corto de respuesta, Alberto quedará aún, mas desdibujado.