Ayer por primera vez, los ministros más cercanos al presidente Alberto Fernández, salieron a plantarse frente a las críticas del kirchnerismo y a defender su gestión. Martín Guzmán y Matías Kulfas fueron los voceros, justamente los dos apuntados por el contendiente interno y el último, señalado directamente por Cristina Kirchner el viernes pasado.

Alberto, le espetó a su comitiva antes del viaje a Europa donde se encuentra, que: "yo ya se los dije, definamos las diferencias en una PASO", en referencia a las internas abiertas previas a las presidenciales del año próximo.

Fernández parece confiado en poder derrotar a las huestes de Cristina en una elección, lo que a priori, parece poco viable, especialmente a la vista de los resultados de la gestión de gobierno.

En su primer escala en el viejo continente, Fernández llegó a Madrid y fue recibido por Ricardito, el hijo del ex presidente Raúl Alfonsín que oficia de embajador en ese país. Se lo vio sonriente, tal vez satisfecho con la descarga emocional con su círculo íntimo durante la travesía, y la estrategia que delineó.

Ayer Guzmán dio un primer dato de en que consistirá: van a atacar el último gobierno de Cristina. Ya lo dijo ayer el ministro de Economía: esa gestión, a su forma de ver, tuvo inconsistensias macroeconómicas. Para ataque todavía es flojito, pero es un idicio.