Alberto Fernández ha sido relegado a funciones protocolares, pero, habida cuenta de lo que muestran las imágenes, no parece estar en condiciones de cumplir ni siquiera ese rol. Aparentemente el presidente, se durmió una siesta durante la asunción del nuevo presidente Gustavo Petro en Colombia.

Bogotá no está tan cerca como Rosario, que siempre estuvo cerca, pero Alberto parece haberse tomado licencia para ir de todos modos, un rato al más allá. Es cierto, nada nos deja mas en soledad, que la alegría si se va, y si el presidente estaba feliz disfrutando el poder, ya no lo tiene y debe sentirse muy solo.

Sin embargo, si esta va a ser el punto de relajación del titular del Poder Ejecutivo, debería resignar incluso su nuevo rol. No es necesario someterse en forma tan reiterada al meme, exponer la investidura a la burla y al ridículo.

La degradación de la imagen de la función pública debe ser respuesta urgentemente en la Argentina, porque hace a la institucionalidad, a la legitimidad de los dignatarios del pueblo, una sociedad no sale indemne de líderes que visitan el terreno de los hazmerreires con tanta frecuencia.