El cuerpo de Susana Leiva, la empleada doméstica que fue hallada muerta este miércoles en el pozo ciego de su casa de la localidad bonaerense de Temperley, presenta "signos de estrangulamiento". Su pareja, el portero Alberto Ponce, fue detenido y hasta ahora es el único sospechoso.

Leiva, quien era buscada desde el viernes, fue hallada muerta en el pozo ciego del baño de su casa e inmediatamente la Justicia ordenó la captura del esposo, quien desapareció tras la noticia y fue detenido horas más tarde por la Policía Federal en el barrio porteño de Constitución, portando droga en su bolsillo.

El cuerpo de Leiva presenta "signos de estrangulamiento" y la familia de la víctima apuntó a la responsabilidad de Ponce desde un primer momento. En tanto, la sobrina del portero también deslizó sospechas sobre su tío al manifestar ante los medios: "Si no tuviera nada que ver, ¿por qué se fue?".

Más temprano, Angelina, la hermana de la víctima, sostuvo en declaraciones a C5N que Ponce "era un celoso que no la dejaba juntar con la familia y la alejó de todo". En medio de una crisis de llanto, la mujer confió que le había advertido que "así empiezan y después empiezan a ponerte la mano".

Asimismo, Angelina sostuvo que Ponce "manipulaba" a Susana, y reveló: "Todos los días nos llamábamos porque en la casa no éramos bienvenidas, y pedíamos que lo detuvieran pero no podíamos hacer nada sin la orden de la fiscalía".

El día de la desaparición de su esposa, Ponce había faltado a su trabajo por tener "problemas de cintura". La ausencia se repitió todos los días de la semana hasta que este miércoles a la mañana abandonó su casa en un Corsa azul y fue detenido horas más tarde.

Leiva trabajaba como empleada doméstica en el barrio porteño de Recoleta. Para llegar a la Ciudad, tomaba el tren Roca hasta Constitución y de allí el colectivo 67. La mujer vivía en Blanco Encalada 245, Temperley, con su esposo y dos hijos, uno de un año y seis meses y otro de 10, producto de una relación anterior de la mujer.