Detrás de la sustracción de perros de raza no sólo existe la apropiación y la reventa en el mercado ilegal, sino que también hay bandas delictivas que se aprovechan de las víctimas para pedir rescates.

Hay víctimas que incluso están dispuestas a pagar más del valor comercial de lo robado. De esta manera, una mascota llega a convertirse en el señuelo que conduce a una cadena delictiva mucho más compleja.

Los perros de raza pequeños como el caniche toy, el yorkshire terrier (yorky) y el bulldog francés, se impusieron como mascotas de moda en los últimos años, sobre todo en zonas donde proliferan los edificios. Aquellos que acreditan su pedigrí pueden valer entre mil y ocho mil pesos.

Si bien no existen cifras oficiales sobre la cantidad de robos de mascotas denunciados en el ámbito local, distintas redes mascoteras, asociaciones protectoras y veterinarios estiman que todos los días al menos un perro de raza es robado en la Ciudad de Buenos Aires.

Pero la pesadilla no termina en el robo en sí. Estos hechos representan el disparador de sucesos aún más terribles. En muchos casos, los ladrones de mascotas utilizan al animal para extorsionar a sus dueños y pedir un "rescate" por una alta suma de dinero. Pero en otros, hay quienes se aprovechan de los carteles y las ofertas de recompensa para estafar a las víctimas o tender una emboscada.

"A partir del robo de mi perro, me quisieron secuestrar", contó por Continental María de los Ángeles de Sa, de 37 años, quien sufrió el robo de Clodomiro, su caniche toy blanco, cuando estaba en la casa de un amigo en Don Torcuato, y lo dejó dentro de un cerco por el cual nunca podría haber escapado.

"Pegué carteles por todo Don Torcuato. Un hombre me llamó contando que tenía a un perrito igual a Clodo, con las mismas características que yo había puesto, y hasta me dijo que una pareja lo reclamaba, con lo cual yo le dije que no se lo diera, que seguro era el mío", recordó la mujer, quien lanzó la campaña "Busco a mi caniche Clodomiro" en Facebook.

La entrega fue pautada para las 20, sobre la avenida San Martín, en una zona descampada de Malvinas Argentinas. "Fui en auto con mi novio. Cuando llegamos, apareció una camioneta ploteada de violeta y polarizada que entró marcha atrás en la cuadra anterior. El hombre que decía tener a mi perra me preguntó «por qué había ido con la poli». Le dije que era mi novio y me pidió que se vaya, y que yo me acercara a la esquina", contó la mujer.

"Era tal la desesperación que yo tenía, que finalmente accedí. Ellos pedían que mi novio se alejara más. Ahí, él notó algo raro y volvió. Cuando yo estaba llegando a la esquina, dos hombres salieron de atrás de la camioneta y abrieron las puertas de atrás. Mi novio me subió al auto y fue por eso que pudimos escapar", dijo María, quien luego no tuvo más noticias de aquella persona que decía tener a su perro. "Tengo ocho celulares de gente que me amenazó", denunció de Sa.