A tres semanas del hallazgo del cadáver de Ángeles Rawson y a la espera de la resolución procesal sobre el portero Jorge Mangeri, un taxista declaró que llevó el día del crimen al único acusado a la sede Colegiales de la CEAMSE con dos bolsas de basura muy pesadas, que depositó en el baúl del rodado y que habrían contenido el cuerpo.

La declaración del testigo generó dudas en los investigadores que -no obstante- intentaban confirmar o descartar la versión del taxista repleta de detalles escabrosos y hasta secuestraron la aspiradora con la que el chofer dijo haber limpiado el vehículo después del traslado.

Por lo pronto, el juez de instrucción Javier Ríos ya ordenó que se abra una causa para investigar por falso testimonio a una mujer que había hecho llegar una versión sobre una discusión en el edificio entre Ángeles, su madre y el marido de ésta, el día del crimen.

Ese testimonio derivó en una ronda de testimoniales de vecinos durante toda una madrugada hasta que quedó confirmado que el rumor era totalmente inverosímil y, no obstante, los vecinos apuntaron que el día del hecho Mangeri les pidió que sacaran la basura más temprano de lo habitual.

Hasta ahora todos los indicios siguen apuntando a Mangeri, cuya situación procesal debe resolverse en las próximas horas; los abogados defensores dan por cierto un procesamiento por homicidio simple, con la intención de pelear en la Cámara del Crimen la nulidad de las pruebas recolectadas.

El martes, el juez Ríos y la fiscal María Paula Asaro encabezaron una inspección al edificio de Ravignani 2360, que duró hasta casi la madrugada, para recorrer todas las instalaciones donde habría tenido lugar el crimen de Ángeles.

Ese procedimiento se demoró porque en la instrucción apareció un testigo, cuyo nombre no trascendió, acompañado por un abogado para decir que tenía una información clave que comprometía a Mangeri.

El hombre era un taxista que, según contó, circulaba entre las 14 ó 15 horas de aquella tarde del 10 de junio por la calle Ravignani cuando a la altura del 2300 un hombre, al que luego identificó como Mangeri, apareció entre los autos de la mano izquierda y lo detuvo para hacer un viaje.

El taxista acomodó el auto sobre la mano derecha mientras el pasajero fue a buscar dos bolsas al hall con la intención de cargarlas en el baúl del taxi, contó a la prensa el abogado Roberto Casorla Yalet, que acompañó al declarante.

Hubo una suerte de discusión, dijo el abogado, cuando el chofer le dijo al pasajero que no quería que le manchara el baúl del auto y, supuestamente, éste le garantizó que esas bolsas no ensuciaban.

En ese relato, el taxista afirmó que una de las bolsas era tan pesada que el cliente no podía cargarla solo y por eso le pidió ayuda. Como él sufría un problema de cintura, le dijo que no podía y el sujeto le habría pedido colaboración a dos transeúntes que lo asistieron.

La versión del taxista agrega que una vez en el auto el pasajero le ordenó dirigirse a la sede de la CEAMSE de Colegiales, justo a metros de donde Ángeles había hecho gimnasia en la mañana momentos antes de desaparecer. Allí le ordenó ingresar al interior del predio, donde personal de la CEAMSE le habría tomado datos al taxista mientras el pasajero se quejaba diciendo: "¿Esto es necesario?".

Tras llenar esas planillas, el supuesto Mangeri "bajó las bolsas y las acompañó hacia un galpón", dijo el abogado, y añadió: cuando abrió el baúl una de las bolsas se movió y el portero le dio un mazazo. El taxista quiso saber qué llevaba y Mangeri le habría dicho que "un perro muerto".

Dirigentes gremiales de la CEAMSE rechazaron los lineamientos de este testimonio, al insistir -tal como lo hicieron cuando ocurrió el hecho- que al predio solo entra personal autorizado. Pero el abogado aseguró que el taxista solo tuvo "la intención de ayudar" y que demoró en declarar por varias razones: se lo dijo al dueño del taxi y éste le habría dicho que aguardara, temía que nadie le creyera y le daba miedo la presión mediática del caso. Sin embargo, afirmó el abogado, "no aguantó más la presión de saber que quizás él fue quien trasladó el cuerpo de Ángeles".

El juez Ríos ordenó una serie de diligencias para analizar la verosimilitud de sus dichos -incluso hasta se secuestró la aspiradora con la que se limpió el auto-, mientras trabaja sobre la definición de la situación procesal de Mangeri.